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martes, 4 de julio de 2017

Hipnosis clinica

La capacidad de atraernos y atraparnos que acompaña a la hipnosis es de tal calibre y la tenemos tan asumida, que incluso hemos incorporado al lenguaje cotidiano expresiones como <<hipnótico>>o <<hipnotiza>> para referirnos a características especialmente fascinantes o sugerentes de personas, lugares, objetos, etc, circunstancia muy evidentes cuando nos referimos a la mirada o a su discurso elocuente o envolvente. Existe un conocimiento generalizado, aunque poco profundo sobre el tema, con una visión muy arraigada de la hipnosis como un divertimento, como una misteriosa herramienta destinada a provocar asombro, risas y aplausos desde un escenario, al doblegar la voluntad y desencadenar proezas en aquellos que se someten a sus efectos. Bajo hipnosis, personas normales, son capaces de <<adquirir>> habilidades que niegan poseer concientemente, multiplican su fuerza y resistencia soportando grandes pesos, o se muestran invulnerables al dolor resistiendo agujas que penetran su cuerpo o fuentes de calor que abrazan su piel.
   Conviene señalar que este uso es duramente criticado por los prfecionales de la psicología y del ámbito de la salud, que defienden su gran potencial clínico aun cuando no terminan de ponerse de acuerdo sobre si el fenómeno es un tipo de sueño, vigilia diferente o estado alterado. funciona por su capacidad para actuar sobre el organismo a través de la sugestión, asi como para facilitar un acceso a lo mas profundo de la psique humana y permitir focalizar nuestra siempre dispersa conciencia en un único asunto u objetivo.
Del chaman al divan
Todo apunta a que la hipnosis es hasta cierto punto un estado normal inducido por el hipnotizador a través de diversas técnicas-algunas de las cuales pueden autoaplicarse dando lugar a la autohipnosis-e incluso desencadenarse espontáneamente, logrando que entremos en un estado hipnótico sin darnos cuenta. No es por tanto descabellado pensar que el fenómeno ya era conocido hace milenios, manifestandose en la sesiones chamánicas o contemplativas de diversas religiones.
   Hace 3.000 años, en el papiro de ebers, se represento a un sacerdote del que emanan rayos de sus ojos mientras realizan pases con sus manos, escena que repiten varios bajo relieves del Egipto Antiguo. Tal ves fuera el equivalente de los templos del sueño griego dedicados a Aclepsio, donde inducían al sueño mediante plantas, ejercicio físico y música. El camino recto que conduce a la hipnosis lo inician Anton Mesmer a partir de 1776 gracias a lo que llamo <<magnetismo animal>>, concebido como un fluido universal que entre otras cosas permitía que una persona pudiera actuar sobre otra. Sus pintorescas sesiones inducían con facilidad la sugestión en los pacientes, que recibían sus pases magnéticos con la esperanza de reequilibrar su propia energía. Tras él vendrían figuras clave como Armand de Fuysegur, Jean Martín Charcoc e incluso Freud.
   La eficacia de la hipnosis esta comprobada de acuerdo a los criterios científicos de Chambless y Hollon en el alivio de diversos tipos de dolor, como el provocado por quemaduras, aspiraciones de médula ósea, parto o crónicos como el de la fibromialgia. Ademas en medicina se muestra útil en <<la preparación preoperatoria en pacientes de cirugía, asma, psoriasis y verrugas, hipertensión, colon irritable, nausea y vómito, posteriores a la quimioterapia, fertilización artificial, obstetricia, embarazo o parto.

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