Buscar este blog

sábado, 8 de julio de 2017

Los tesoros perdidos de Irak

Al margen del desastre humano, las guerras implican, ademas la pérdida de mucho de aquello que el mismo ser humano, en su imaginación, ingenio, esfuerzo y ensoñación, ha ido construyendo poco a poco, a lo largo de siglos, con su trabajo y su talento. Entre lo mas elevado que poseemos están nuestro arte y nuestra huella en la historia. De ambas cosas se perdió mucho en Irak tras la segunda guerra del Golfo.
Hay algo de paradójico en esta clase de pérdidas. La mayor parte de las veces no hablamos de destrucción en sí misma, a menudo desgraciada, quizá accidental. No, aquí hablamos de saqueo intencionado, de robo con todas las letras; lo que nos lleva a una pequeña reflexión: hay quienes están dispuestos a pagar lo que sea por obras de arte sustraídas, obras que surgieron de lo mejor del ser humano. Curioso contrasentido que personas así sean capaces -si es que lo son- de apreciar el auténtico valor de esas obras únicas.
Sea como como fuere, Irak sufrió con la ultima guerra enormes pérdidas en su patrimonio cultural, auténticos tesoros arqueológicos que se hallaban en sus museos y los palacios de Sadam Hussein -en poder del régimen y fuera del alcance del pueblo, todo hay que decirlo- "Desaparecieron" miles de piezas de un valor incalculable, artística e históricamente hablando.
Lo que no destruyeron las bombas
Si hay una contante en las guerras de los últimos siglos, es que se respeta el patrimonio cultural del atacado o vencido. Al menos se admite que ese respeto debe existir, aunque no siempre se cumpla. En tiempos de Napoleón Bonaparte, y tras su fracasada campaña de Russia, la población parisina se sorprendió  al ver los soldados rusos -a quienes se consideraba poco menos que bárbaros- no destruyeron la ciudad ni sus museos. Del mismo modo, cuando la segunda guerra del Golfo era inminente, el Pentágono estaunidense acepto un plan de ataque en que se excluía expresamente el bombardeo de los museos a instituciones culturales iraquíes.
Esta medida era obvia, como también se excluyeron los hospitales o las instalaciones de la Cuz Roja, por ejemplo. Sin embargo, solo sirvió para evitar la destrucción, no el robo. Alguien tiene en su poder todo lo que falta. Lo cual, en todo caso, es mejor que haberlo perdido para siempre.
Autenticas Joyas
Como es obvio, de entre todas las piezas desaparecidas -cuyo numero se cuenta en 15.000, de las cuales se han recuperado poco mas de 4.000 aunque hay fuentes que elevan esas cifras a unas 6.000 o mas- las hay que tienen un valor superior a las demás. Las más importantes son unas 150, catalogadas en una lista del FBI estaunidense.
De los objetos más valiosos que fueron sustraídos, cuatro fundamentales se han recuperado con el paso del tiempo: la estatua sin cabeza del rey sumerio Entemena de Lagash, el vaso sagrado de Warka -o vaso de Uruk-, la Dama de Warka -Dama de Uruk o máscara de Warka-, y la estatua de Bassetki de Naram-Sin.
La estatua de Entemena fue recuperada en 2005, dos años después del inicio de la guerra. Gracias a los esfuerzos del FBI, que no quiso revelar los detalles de su recuperación porque, probablemente, la sustrajeron ciudadanos norteamericanos.
El vaso sagrado de Warka fue robado y devuelto por ciudadanos iraquíes. Lo devolvieron roto, pero por las mismas uniones de su restauración, ya que había sido descubierto en ese estado fragmentario en 1940.
Un caso similar, aunque no tan rápido, fue el de la Dama de Warka, retornada al museo por otro ciudadano iraquí después de la invasión, quizás convencido por los imanes de Bagdad, que reclamaron a los fieles la devolución de los objetos robados.
La estatua de Bassetki no era precisamente un objeto como para esconder en una mochila. La parte inferior, que es lo único que queda de ella, pesa alrededor de 150kg. Su recuperación fue un tanto rocambolesca, ya que fue hallaba oculta en el interior de un pozo ciego y recubierta -seguramente para tratar de protegerla- de grasa industrial. Paradójico destino, entre orines y defecaciones, de una obra maestra del arte de la antigüedad.
Joyas que aun faltan por recuperar
La historia de Mesopotamia es tan antigua que los objetos robados en Irak prácticamente proceden de los orígenes del ser humano como criatura civilizada. Entre las piezas más valiosas hay tablillas con escritura cuneiforme -la más antigua del mundo-, cráneos y restos ´óseos, estatuillas de terracota, sellos, calendarios...Podemos citar, a modo de mínimo ejemplo de la inmensidad del latrocinio, una leona Kasita, una estatua femenina sumeria en actitud de súplica -y de ojos inquietantes-, un bajorrelieve en marfil de Nimrud o una antiquísima y maravillosa  estatuilla de Samarra realizada en alabastro.
Tras la II guerra del Golfo, numerosos objetos de incalculable valor arqueológico fueron sustraídos de los palacios y museos de Sadam Hussein. Algunos han sido recuperados por el FBI, otros devueltos por ciudadanos iraquíes, pero aún quedan muchas joyas "perdidas", testimonio vivo del esplendor de Mesopotamia, cuna de la civilizacón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

La ciber guerra y el Día cero

La naturaleza de la guerra está cambiando y acciones que actualmente no son consideradas como “guerra” podrían convertirse en los pr...

Entradas populares