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viernes, 4 de mayo de 2018

Héroe nazi al servicio del Mossad




El teniente coronel Otto Skorzeny, quien llevo a cabo la operación que liberó al dictador italiano Benito Mussolini de sus captores, fue conocido desde entonces por los aliados como <<el hombre más peligroso de Europa>>.

Al finalizar la guerra se refugió en la España de Franco, donde creó la empresa de mercenarios Paladin Group, que realizó trabajos para multinacionales, el régimen franquista, el apartheid sudafricano, diversos servicios secretos occidentales y, por supuesto, los grupos stay-behind de la CIA en el Viejo Continente. Se cree que Skorzeny fue uno de los creadores de las redes de huida de prominentes nazis hacia latinoamérica. Además, según relatan Michael Bar-Zohar y Nissim-Mishal, -dos de los mayores especialistas en espionaje de Israel- en su libro, Las grandes operaciones del Mosssad (Galaxia Guttemberg, 2013), Skorzeny llegó a un acuerdo con la inteligencia israelí para ofrecer información sobre ex-militares nazis que colaboraban con gobiernos árabes enemigos del estado de Israel, a cambio de la promesa de que no sería detenido ni asesinado por agentes del Mossad.

El ejército del III Reich expolió infinidad de riquezas de los países que invadió, especialmente Francia, además de hacerse con los bienes de millones de judíos asesinados en las cámaras de gas. Al finalizar la II Guerra Mundial dichas riquezas acabaron en manos de los servicios secretos estadounidenses. Así, en 1945 el oficial de inteligencia Allen Dulles, que terminaría siendo director de la CIA, advirtió al general Patton de la existencia de una parte del tesoro nazi, valorado en 315 millones de dolares, oculto en una mina alemana. La fortuna acabó siendo transferida al Banco Central de Alemania bajo fuertes medidas de seguridad, y fue utilizada para financiar operaciones secretas de inteligencia estadounidense en Alemania, como la creación de los grupos stay-behind en ese país. El EE.UU. también se hizo con el tesoro expoliado por las tropas japonesas, aliadas de Hitler durante la guerra. Su valor se calcula en miles de millones de dolares, que fueron invertidos en la financiación de recién creada CIA que, de este modo, podía llevar a cabo toda clase de operaciones sin depender de los fondos públicos y, por supuesto, sin que el congreso de EE.UU. tuviese conocimiento de las mismas.


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