El baño con limón y sal es un ritual bastante sencillo, que ha sido empleado por numerosas culturas a lo largo de los siglos. Su principal objetivo es limpiar nuestro cuerpo de energías negativas y de diversas impurezas que a lo largo del tiempo vamos acumulando.
De estos ingredientes, destaca la sal, ampliamente utilizada por los esotéricos, es recomendada para la limpieza del aura, o sea, el campo de luz que envuelve el cuerpo humano. Cuando el aura está saturada, la sal es el único compuesto que la recompone rápidamente. Según el esoterismo, el baño de agua y sal es excelente para expandir el aura.
Según la explicación de los especialistas en la radiestesia, la sal es un cristal y, por lo tanto, emite ondas electromagnéticas que pueden ser medidas por parte de la radiestesia (técnica que utiliza péndulos para identificar y cambiar los campos vibratorios). Diversos experimentos han demostrado que al colocar el péndulo sobre un montón de sal, es posible detectar una longitud de onda de color violeta, capaz de neutralizar los campos electromagnéticos negativos.
La sabiduría popular va por la misma línea: como las energías densas suelen concentrarse en las esquinas de los ambientes, se suele poner un vaso de agua con sal gruesa por lo menos en dos de las esquinas. Cuando se forman burbujas, es hora de cambiar la sal por la otra.
El mismo efecto purificador explica el famoso baño de sal gruesa y el antiguo pediluvio (sumergir los pies en una salmuera tibia): ambos tienen el poder de neutralizar la electricidad del cuerpo.
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