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martes, 13 de febrero de 2018

La sensibilidad de las plantas







Lo que parece claro es que todo está por descubrir en el mundo de las plantas. Durante milenios la relación del ser humano con el reino vegetal  ha sido unidireccional y de sorda superioridad, circunscribiendo su cuidado al interés derivado de mayor o menor aprovechamiento alimenticio, medicinal o como materia prima de la que extraer innumerables productos. Aunque es evidente que siempre hemos estado ante seres vivos, salvo en contadas ocasiones nunca le hemos atribuido cualidades superiores y hemos asociado su inmovilidad a una presumible insensibilidad.

Sin embargo, ahora una investigación de la Universidad del Oeste de Australia, encabezada por la bióloga marina Monica Galgliano, del Centro de investigaciones Evolutivas, viene a sugerir que las plantas disponen de algo parecido al. Galgliano ha llegado ha esta conclusión tras colocar semillas de chile en ocho placas de Petri dispuestas en circulo en torno a una maceta con una planta de hinojo dulce, una especie que libera sustancias en el aire y en el suelo que retardan el crecimiento de otras plantas. Como era previsible, la germinación de las semillas de chile fue más lenta en presencia del hinojo que cuando este estaba. Sin embargo, los desconcertante fue comprobar que la germinación del chile se aceleraba cuando las semillas se encontraban frente a la planta de hinojo completamente aislada, y por lo tanto sin posibilidad de liberar su química inhibitoria en el ambiente.

La primera conclusión del equipo es que las semillas responden a una señal que les anticipa la llegada de productos químicos y que como parte de su reacción, aceleraban su crecimiento. Pero ¿cual es la señal? Dado que no puede ser química, el equipo baraja la posibilidad que pueda ser auditiva en el rango de los ultrasonidos o incluso una suerte de telepatía. 

Los estudios de Galgliano en colaboración con sus colegas Stefano Marcuso, de la Universidad de Florencia (Italia), y Daniel Robert, de la Universidad de Bristol (Reino Unido), han tenido también al maíz como protagonista, arrojando resultados mucho más impactantes y clarificadores. En sus experimentos midieron la respuesta a sonidos y a ciertas frecuencias, así como la emisión de señales acústicas por parte de las raíces de plantas de maíz cultivadas en un medio acuático. De esta manera descubrieron que estas se movían en la dirección en la que se emitía el sonido de 220 Hz, verificando que las raíces también generaban sonidos y chasquidos audibles en un rango de 2 cm/s.

Este hallazgo ha venido a sumarse al continuo goteo de estudios realizados en los últimos meses que apuntan a un tipo especial de sensibilidad y presuntas cualidades superiores en las plantas. Es el caso por ejemplo, del "olfato", que se traduce en respuestas metabólicas inteligentes de algunas plantas como consecuencia de la recepción de señales químicas procedentes de otras.


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