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jueves, 15 de febrero de 2018

Una victima de la ortodoxia







Cuando la negación del "mensaje" no es suficiente, por parte de la ciencia oficial, entonces se trata de "matar al mensajero". Es el caso del hallazgo de restos de coca y tabaco en cientos de momias egipcias. En 1976 un grupo de científicos franceses, dirigido por la doctora Michelle Lescot, del Museo de historia Natural de París, encontró entre las vendas de la momia del faraón Ramsés II un fragmento vegetal que, una vez analizado al microscopio, resultó ser un trozo de tabaco. Posteriormente, se obtuvieron nuevos restos de esta planta en el abdomen de dicha momia, lo que descartaba un posible caso de "contaminación" por parte de un manipulador poco cuidadoso.

En 1992, la toxicóloga Svetta Balabanova, del instituto de Medicina forense de UIm (Alemania), analizó lo restos momificados de Henuttawy (señora de las dos tierras), así como otras seis momias egipcias. Esta vez no solo encontró nicotina, sino también cocaína y haschís. Tras publicar sus resultados en un artículo titulado Primera identificación de drogas en momias egipcias (Naturwissenschaften 79, 1992), recayó sobre ella una avalancha de mensajes acusándola de fraude. Posteriormente se han repetido dichos análisis en cientos de momias de Egipto y del Sudán, con idénticos resultados. Por otro lado los niveles de nicotina son tan altos, que habría supuesto la muerte inmediata de una persona en caso de ingesta, por lo cual se considera que era empleada como ingrediente de las hierbas que se usaban para embalsamar el cadáver.

El caso de Svetta Balabanova, a la que se ha desacreditado por exponer de forma abierta, sin prejuicios, descubrimientos que objetan las hipótesis oficial, es uno entre otros que mencionamos en este artículo.

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