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lunes, 9 de abril de 2018

El caso de la médiun Eusapia Palladino







En 1982, el crimínólogo César Lombroso participó en varias sesiones con Eusapia Palladino, una de las grandes médiuns de la época.

Aquellas reuniones se celebraron en Milán y asistieron otros ilustres estudiosos del tema, Richet, Schiaparelli, Aksakoff, Gerosa, Finzi y Schrenck-Notzing. En su obra Los fenómenos del hipnotismo y espiritismo (1909), Lombroso cuenta que con el solo contacto directo de las manos, y la plena luz, la médiun conseguía elevar la mesa del suelo: " Se empleó en esta experiencia una mesa de abeto construida expresamente. Entre los diversos movimientos de la mesa, por cuyo medio daba las respuestas, era imposible no percibir los golpes que a menudo se producían en ambos lados, elevándose simultáneamente bajo las manos de la médiun sin que precediera ninguna oscilación lateral de la mesa, con fuerza y rapidez y muchas veces bruscamente, como si estuviera pegada a las manos de la médiun. Estos movimientos eran más notables porque la médiun permanecía sentada a una de las extremidades y no dejamos de tenerle cogidos pies y manos".

La médiun estaba sola en la mesa, con sus manos encima del tablero y remangada hasta el codo. Los demás se encontraban de pie, e su alrededor, observando todo con detenimiento, y mirando de pie, a su alrededor, observado todo con detenimiento, y mirando incluso debajo de la mesa para descartar cualquier posibilidad de fraude. Además, la luz era suficiente para observar todo con claridad. Así prosigue Lombroso su relato de los hechos: "En tales condiciones se elevó la mesa, formando un ángulo de 30 a 40 grados, así se mantuvo unos instantes, mientras la médiun tenía estiradas sus piernas y con un pie golpeaba el otro. Haciendo presión con la mano sobre el lado levantado, notamos una resistencia elástica considerable.

Los experimentadores suspendieron la mesa por uno de sus lados más cortos a un dinamómetro atado a una cuerda fijada en un travesaño apoyado en dos armarios. "Elevándose la extremidad de la mesa 15 cm, el dinamómetro marcaba 35 kg, se sentó la médiun al mismo lado corto con las manos enteramente sobre la mesa, a derecha he izquierda del punto de unión con el dinamómetro. Nosotros formábamos la cadena sobre la mesa, sin ejercer presión, y claro es que de este modo no podíamos hacer más aumentarla"

Estos y muchos otros experimentos dieron resultados inexplicables para la razón, pudiéndose comprobar que en las sesiones de Eusapia Palladino no manipulación intencionada de las llamadas "mesas parlantes" y no se observó un posible fraude.

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