Parece ser que cierto grupo de presión de la curia vaticana influyó sobremanera para que el Papa Francisco pusiera al frente del Banco Vaticano a Battista Ricca, un obispo corrupto que presuntamente frecuentaba prostíbulos gay siendo nuncio en Montevideo (Uruguay). El Pontífice desconocía el lado oculto de dicho personaje, por lo que el 15 de junio de 2013 lo nombró prelado interino de la institución financiera de la santa sede. Pocos días después salió a la luz en supuesto romance entre Ricca y un capitán del Ejército suizo de nombre Patrick Haari. "En el Vaticano han promovido de manera activa una operación de encubrimiento, frenando las investigaciones desde esta época hasta hoy, ocultando los informes sobre el nuncio y manteniendo inmaculada la hoja de servicios de Ricca, facilitando de este modo una nueva y prestigiosa carrera", señaló la revista italiana L'Expresso. La noticia, obviamente , produjo un nuevo escándalo eclesiástico. Los medios de comunicación hablaron incluso de la existencia de un "lobby gay", una red de prelados homosexuales cuya influencia se estaría dejando notar en los últimos años en las altas esferas vaticanas. Un grupo de poder cuya sería señalar al Papa, o al menos eso es lo que afirma el vaticanista italiano Sandro Magister.
El Papa Francisco ha tenido que reconocer: "En la curia hay gente santa, de verdad, hay gente santa. Pero también hay una corriente de corrupción. Se habla de 'lobby gay', y es verdad, está ahí...Hay que ver que podemos hacer.
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