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jueves, 28 de junio de 2018

La marihuana medicinal







Por: Profesor titular del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular I, Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Junta directiva del Observatorio Español de Cannabis Medicinal.

Los cannabinoides tienen actividad antitumoral en modelos animales de cáncer.
Las investigaciones llevadas a cabo por distintos laboratorios en los últimos 15-20 años han puesto de manifiesto que los derivados de la marihuana (y en concreto el principal componente activo de la planta, el Delta-9 tetrahidrocannabinol o THC) tienen actividad antitumoral en modelos animales de cáncer. Así, hoy en día está bien establecido que la administración de cannabinoides es capaz de reducir en estos modelos el crecimiento de tumores cerebrales (gliomas), de mama, de páncreas, de piel (melanoma y carcinoma de piel), de hígado, de próstata etc.

Muchas de esas investigaciones también han permitido conocer los mecanismos que utilizan los cannabinoides para producir esos efectos antitumorales. El THC, el principal componente activo de la planta, produce sus efectos en el organismo actuando sobre el sistema endocannabinoide. Dicho sistema está formado por: los “endocannabinoides”, unas moléculas de naturaleza lipídica (no solubles en agua) que son producidas por las células de nuestro organismo, y por los receptores de cannabinoides (CB1 y CB2, unas proteínas presentes en la superficie de muchas células de distintos órganos y tejidos y que son particularmente abundantes en determinadas regiones del cerebro). La unión de los endocannabinoides a los receptores CB1 y CB2 permite regular múltiples procesos fisiológicos como por ejemplo el apetito, el movimiento o el dolor. El THC es capaz de unirse y activar los receptores de cannabinoides mimetizando así los efectos de los endocannabinoides en el organismo.

En el caso de las acciones antitumorales de los cannabinoides, hoy sabemos que también se deben en gran medida a la capacidad para activar los receptores CB1 y CB2 presentes en las células tumorales, lo que lleva a que dentro de las mismas se disparen una serie de procesos que llevan a su muerte programada (o “apoptosis”). Estudios recientes indican que el THC activa la apoptosis en las células tumorales mediante una compleja ruta de señalización que conduce a la estimulación de otro proceso celular denominado autofagia (literalmente auto-digestión). Por otra parte, también se ha descubierto que, además de promover la muerte de las células tumorales, los cannabinoides pueden contribuir a bloquear el crecimiento tumoral mediante la inhibición de la angiogénesis tumoral (un proceso mediante el cual el tumor consigue modificar los vasos sanguíneos de manera que pueda obtener más fácilmente los nutrientes y el oxígeno que necesita para poder crecer). Por último, los cannabinoides también inhiben la capacidad de las células tumorales para migrar e invadir otros tejidos.

Los estudios que se han llevado acabo hasta la fecha indican que el THC es el “fitocannabinoide” (cannabinoide derivado de la planta) que tiene una acción antitumoral más potente. Sin embargo, también se ha encontrado que otro componente de C Sativa, el cannabidiol (CBD), puede reducir el crecimiento de tumores en modelos animales, aunque en la mayor parte de los casos dicho efecto es menos potente que el que produce el THC. El mecanismo preciso mediante el cual el CBD, que no se une de manera eficaz a los receptores de cannabinoides, produce sus acciones antitumorales aún no se ha podido identificar de manera clara, aunque se sabe que también depende de la capacidad de este compuesto para activar la apoptosis en células tumorales. También se ha visto que la combinación de THC y CBD en una proporción 1:1 permite reducir las dosis de THC necesarias para producir un efecto antitumoral en modelos animales de glioma. Es importante destacar que la posible actividad antitumoral de otros compuestos producidos por Cannabis sativa, incluyendo otros fitocannabinoides diferentes del THC y el CBD o determinados antibióticos.

Así como la existencia de un “entourage effect” o efecto potenciador derivado de la combinación de algunos de esos compuestos presentes en la planta, es algo para lo que hoy en día no existen evidencias científicas sólidas (ni siquiera en modelos celulares o animales) y que por tanto permanece como una posibilidad potencialmente atractiva pero que aún debe demostrarse, particularmente en el contexto de la actividad antitumoral de los cannabinoides.

Un aspecto especialmente relevante a tener en cuenta es que los cannabinoides actúan de manera selectiva en las células tumorales. Así, el tratamiento con estos compuestos no conduce a la activación de la apoptosis en células no tumorales. Aunque aún no se conocen los motivos precisos por los que existe esa diferencia en la acción de los cannabinoides entre células tumorales y no tumorales, se trata de una observación importante ya que contribuye a explicar la baja toxicidad que presentan los cannabinoides en comparación con otros agentes antineoplásicos.

Combinaciones de cannabinoides con otros agentes antitumorales
Diversos estudios desarrollados en modelos animales indican que los cannabinoides potencian la acción antitumoral de algunos agentes quimioterapéuticos. Por ejemplo, la combinación de THC o de THC y CBD con temozolomida (el fármaco que se utiliza de manera habitual para el tratamiento de los tumores cerebrales) demostró producir un efecto más potente en modelos animales de glioma que el que produjeron esos mismos fármacos cuando se administraron de manera no combinada. Estas observaciones sugieren que los cannabinoides podrían ensayarse como parte de las combinaciones de fármacos quimioterapéuticos que se utilizan en el tratamiento del cáncer. En cualquier caso, dadas las notables diferencias existentes en cuanto a las características y sensibilidad a las distintas terapias entre cada tipo y subtipo de tumor y el gran número de posibles combinaciones de fármacos, es necesario continuar con el desarrollo de este tipo de estudios preclínicos para poder determinar en qué casos concretos (tipos y subtipos de tumor, combinaciones de distintos compuestos) sería potencialmente más interesante incluir cannabinoides como parte del tratamiento antitumoral.

Porqué es esencial desarrollar ensayos clínicos:
Aunque los estudios preclínicos descritos más arriba son muy esperanzadores y sugieren que los cannabinoides podrían ser útiles en el tratamiento de determinados tipos de tumores, aún queda un largo camino por recorrer para que fármacos cannabinoides puedan prescribirse en el tratamiento de tumores cerebrales u otros tipos de cáncer. Hay que tener en cuenta que muchos fármacos antitumorales que mostraron resultados prometedores en modelos animales no fueron eficaces (o al menos más eficaces que los fármacos que ya se estaban utilizando) cuando se ensayaron en humanos. Ello hace que, de cara a poder determinar si los cannabinoides son útiles en el tratamiento del cáncer (o al menos de algunos tipos de cáncer), sea esencial desarrollar ensayos clínicos, ya que esta es la única manera mediante la cual la eficacia de estos compuestos puede ser demostrada de manera sólida y por tanto aceptada por la comunidad médica y científica internacional.

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