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jueves, 27 de julio de 2017

La huella del Mothman en la criptozoología

Terror. Esa es la palabra que mejor define lo que sintieron los vecinos de Point Plesant en aquellas fechas. Y no era para menos. Fueron trece meses (entre Noviembre de 1966 y Diciembre de 1967) durante las cuales vivieron en constante estado de miedo e inseguridad. Más de un centenar de personas de la zona declararon haber visto a un terrorífico ser alado con ojos rojos. Varios de estos testigos aseguraban incluso que la misteriosa criatura -mitad hombre, mitad pájaro- les había advertido de un futuro desastre en aquel lugar. Un año después del inicio de los avistamientos, el puente que unía la localidad con Ohio se derrumbó, causando 46 victimas mortales. En 1975 el investigador John Keel publicaba las profecías del hombre polilla, un clásico de la ufología en el que recogía sus investigaciones personales sobre el terreno.

Aunque ya se había producido varios avistamientos con anterioridad, el gran revuelo se produjo a raíz de los acontecimientos ocurridos el 15 de Noviembre de 1966. Aquella noche, dos parejas de jóvenes circulaban con su coche por una zona conocida como <<área TNT>>, un antiguo almacén de explosivos de la Segunda Guerra Mundial situado a 11 kilómetros de Point Plesant. Una de las jóvenes, Linda Scarberry, observó algo en la oscuridad de la noche que llamó su atención. Dos grandes ojos rojos parecían observarle desde uno de los edificios. Tras aquella mirada penetrante se encontraron una figura de uno dos metros de altura y color gris, provista de grandes alas. Atemorizados por aquella presencia y por aquella mirada hipnótica, los muchachos emprendieron la huida, dirigiéndose hacia la autopista 62  en dirección a Point Plesant. Pero su pesadilla no había hecho más que comenzar. Cuando circulaban a gran velocidad por la carretera, se percataron de que la criatura les observaba desde una colina cercana. Al pasar a su altura, el <<hombre pájaro>> extendió sus enormes alas y levanto el vuelo, comenzando así una frenética persecución que desató la histeria en el interior del coche. Su alocada carrera no terminó hasta que desapareció aquel ser, cuando ya se encontraban en la entrada del pueblo.

Una vez en la localidad, se dirigieron a la comisaría. y allí relataron lo ocurrido al asistente del sheriff, Milard Halstead. El agente que conocía a los jovenes desde hacía años, confió en el relato de los muchachos y regreso con ellos al área TNT, Pero allí no había rastro del extraño humanoide alado. Al día siguiente la increíble y terrorífica aventura de estos jóvenes copaba los titulares de la prensa de todo el condado. Uno de los periodistas, con cierto tono irónico, bautizo a la criatura como Mothman, basándose en la descripción de los testigos. A partir de ese momento los testimonios se multiplicaron, y la psicosis se apoderó de todo Virginia Occidental.


Alarmados por la prensa y el relato de las dos parejas, cientos de vecinos de la zona se apostaron en los terrenos del área TNT armados hasta los dientes, esperando la aparición de la criatura con la intención de darle caza. Sin embargo, el Mothman no parecía dispuesto a plantarles cara. No muy lejos de allí, Raymond Wamsley y su familia iban a protagonizar el siguiente episodio de la historia. Mientras se dirigían a la casa de unos amigos observaron una luz roja que sobrevolaba la zona TNT, aunque no le dieron demasiada importancia. Al llegar a su destino y salir del coche, <<algo>> estaba esperándoles. Marcella Bennett bajo del vehículo con su hija pequeña en los brazos, y fue cuando entonces pudieron observar una extraña figura de gran tamaño y unos ojos terribles. Bennett quedó como hipnotizada al ver al extraño ser y se desvaneció, dejando caer a la pequeña. Al volver en sí recogió a su hija y, junto con los aterrados testigos, entro en la casa. Desde el interior telefonearon a la policía, pero cuando ésta llegó no encontraron rastro alguno de la criatura.

Los encuentros con el Mothman continuaron produciéndose, y la alarma social seguía aumentando a pasos agigantados. Poco tiempo después de que se iniciaran los avistamientos,surgieron distintas opiniones para explicar los extraños sucesos. Una de las que tuvo más difusión fue la propuesta realizada por el Dr. Robert Smith, biólogo de la Universidad de West Virginia. Según Smith, los testigos había confundido a un ave común -la grulla de Sandhill- con una criatura sobrenatural. Cuando John Keel mostró a algunos testigos una fotografía del animal, todos respondieron tajantemente que aquello no se asemejaba a lo que habían observado. <<No es lo que nosotros vimos. Este pájaro jamás nos habría dado alcance como hizo aquello>>. A pesar de que las palabras de Roger Scarberry -uno de los testigos de la persecución en el área TNT- sonaban rotundas, los escépticos se sintieron tranquilizados con la explicación de la grulla.

Sin embargo el misterio no estaba dispuesto a dar tregua. Ya en los meses anteriores a la aparición del "hombre polilla", los avistamientos de OVNIs en el estado habían sido numerosos. Durante los trece meses que duró la pesadilla, luces no identificadas se dejaron ver en numerosas ocasiones. A finales de 1967, en la zona se habían producido más de mil casos. Curiosamente, a medida que aumentaba la presencia de luces y aparatos extraños en el cielo, los informes sobre la criatura de ojos rojos disminuían. Los OVNIs solían sobrevolar a baja altura el área TNT, y de nuevo los curiosos se apostaron en las proximidades con la esperanza de convertirse en protagonistas de lo extraordinario. Otros, sin pretenderlo, lo consiguieron. En Marzo de 1967, el policía Harold Harmon circulaba con su coche por las cercanías de la zona TNT cuando observó la presencia en los cielos de un objeto ovoide que sobrevolaba un estanque cercano en completo silencio.
El asombrado agente llegó a observar lo que parecía una especie de ventanillas y describió el movimiento del objeto como <<el de una barca meciéndose sobre las olas>>. Harmon no sería el único en ver OVNIs en el lugar. Aquel mismo mes, dos mujeres que viajaban en coche declararon haber presenciado como un ser alado volaba hacia un gran OVNI de color rojo.

Por sorprenderte que parezca, la lista de fenómenos extraños no terminaba ahí. La periodista Mary Hyre -redactora del periódico Messenger de Ohio- había cubierto desde sus inicios los sucesos sobrenaturales que venían atemorizando a la población. Y acabó convirtiéndose en protagonista de varios de ellos. En Enero de 1967, tras haber publicado numerosos reportajes sobre el Mothman y los OVNIs, Hyre recibió la extraña visita de un hombrecillo de 1,35 m. de altura que se interesó por los avistamientos. La actitud incoherente de aquel individuo y su mirada penetrante e hipnótica hicieron sospechar a la periodista. Otros testigos y vecinos del pueblo recibieron visitas de personajes similares que se desplazaban en coches negros e impecables, y la supuesta presencia de los <<hombres de negro>> aumentó el misterio.

Eran las cinco de la tarde del 15 de Diciembre de 1967 cuando el Silver Bridge -el puente colgante que une Point Plesant con Ohio- se vino abajo, llevándose consigo la vida de 46 personas. Aunque los peritos dictaminaron que el colapso se produjo debido a un fallo de la estructura, para los vecinos de Point Plesant, la realidad era muy distinta: las apariciones del misterioso y aterrador Mothman estaban inquietantemente relacionadas con aquella tragedia. Mientras algunos afirmaban que el monstruo había sido el causante del terrible accidente, otros, por el contrario, aseguraban que el ser habría estado avisando de la inminente desgracia. Durante su investigación en el lugar de los hechos, el propio Keel había recibido extrañas llamadas de teléfono que le advertían de una posible catástrofe.

Aquella fatídica tarde nadie vio al<< hombre polilla>> en Point Plesant. Sin embargo, a pocos kilómetros de allí, la familia Lilly era testigo de las evoluciones de doce OVNIs que sobrevolaban un bosque cercano a su domicilio. Este último avistamiento supuso el punto y final a más de un año de terror. Trece meses <<imposibles>> que permanecerán vivos e imborrables en la memoria de los habitantes del pequeño pueblo.

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