
pero parece probable que los expertos navegantes nórdicos -o los polinesios- tampoco fueron los primeros en hacerlo. Por ejemplo, desde hace un par de décadas se consideraba plausible que viajeros chinos viajaran a la costa oeste de EEUU, hipótesis respaldada por prestigiosos investigadores. Todo comenzó cuando Yoliang Song, un profesor universitario chino becado en Harvard, echó un vistazo a las fotografías de algunos petroglifos captadas en varios abrigos Rococos de Arizona. Para su sorpresa, Song creyó reconocer caracteres chinos en las mismas, si bien no era el primero en hacerlo. Según informa The Epoch Times, tiempo atrás dos investigadores norteamericanos, John A. Ruskamp y David N. Keightley, estudiaron a fondo la posible <<conexión china>> de los petroglifos de EEUU, publicando varios artículos al respecto. Pero ahora, Keightley ha presentado la que podría ser una prueba concluyente, en concreto la traducción de cuatro glifos plasmados en una roca ubicada en un rancho privado de Arizona. Según Keightley, experto en escritura oracular china, en los signos se leería lo siguiente: <<Separado (durante) diez años, declarando (el) retorno, (del) viaje terminado, (a la) Casa del Sol>>
Se estima que los petroglifos de esta zona de Norteamérica fueron creados hace entre 7.000 y 5.000 años, lo que retrasaría de manera contundente la presencia asiática en EEUU, independientemente del poblamiento subsiguiente a la entrada por el estrecho de Bering, que oficialmente se produjo hace unos 14.000 años.
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