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lunes, 28 de agosto de 2017

¿Quien fue Juan de Leiden?

Célebre sede de la paz de Westfalia (1648) que puso fin a la guerra de los treinta años, la tranquila localidad de Münster también lo es debido a un episodio tan oscuro como sangriento, ocurrido entre 1534 y 1535. Su protagonista un casi indigente holandés de apellido Beukelszoon, se tornó una de las figuras más llamativas de las luchas de religión alemanas, al autoproclamarse <<Mesías>> de un insólito movimiento crístico-socialista.

Acolito fiel del líder anabaptista Johann Matthys, cuando Juan de Leiden (Jan Van Leiden o Jan Beukelszoon, 1506-1536) llegó a Münster en 1533, estaba tercamente decidido a ganar partidarios para su causa, costara lo que costase. Así, se cuenta que predicaba a gritos por las calles, en actitud más propia de un demente, pero que sus mensajes milenaristas y liberartarios calaron entre gran parte de la población, muy descontenta con las autoridades católicas.

En pocos meses, De Leiden se hizo con el control absoluto de la villa -que imaginaba capital de un Sión renacido-, instaurando una especie de teocracia pseudo-revulocionaria de la que se autoproclamó <<Mesías>>, ante el beneplácito de anabaptistas y resignación de protestantes, que compartían el <<desgobierno>> de la ciudad.

Obviamente, los príncipes y obispos católicos no se quedaron con los brazos cruzados. Poco tiempo antes, habían sitiado la localidad y capturado, torturado y desmembrado a Mattys, que fue devuelto a Münster...en trozos claro está. Lejos de aminalarse, De Leiden se radicalizó. Por un lado, emprendió la repartición de bienes, que sublevó a los protestantes, en su mayoría mercaderes adinerados. Por otro, instauró la poligamia obligatoria, arbitrariedad que condujo al cadalso a más de una mujer <<rebelde>> -se dice que él mismo tomó a dieciséis-. Al cabo, la cordura -si alguna vez la tuvo- abandonó definitivamente a Leiden, que se rodeaba de lujos mientras la ciudad padecía los rigores del asedio de los mercaderes católicos. Finalmente, en 1536, las tropas del obispo Franz Von Waldeck entraron en Münster, masacraron a la población y capturaron al enloquecido y mesiánico holandés. Juan de Leiden, junto con sus lugartenientes Bernhard Krechting y Bernhard Knipperdolling, fue conducido a la prisión de Dülmen - a 30 kilómetros-, torturado y vuelto a llevar a Münster, esta vez encerrado en una jaula, para su escarnio y a modo de advertencia a los lugareños. Una vez allí, le aplicaron tenazas al rojo, le arrancaron la lengua y le dieron muerte clavándole un hierro candente en el corazón. 

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