Recientemente según diversos analistas de inteligencia, esbozaban un aspecto que, según ellos sería la verdadera causa de la guerra en siria y las sanciones impuestas por Estados Unidos a Irán. El origen del conflicto armado en Siria -que ha provocado 250.000 muertos, infinidad de heridos y unos once millones de desplazados- hay que buscarlo en un proyecto impulsado por el estado de Catar en 2009, que contaba con el apoyo del gobierno estaunidense. Consistía en la construcción de un gaseoducto de unos 5.000 kilómetros que transportaría el gas catarí a Europa tras atravesar Arabia Saudí, Jordania, Siria y Turquía. Todos los dirigentes de dichos países aceptaron. excepto el presidente sirio Bashar Al-Asad, puesto que el proyecto iba contra los intereses de Rusia, su más férreo aliado y principal suministrador de gas a Europa. Pero la cuestión no se quedó ahí, pues Al-Asad comenzó a negociar con los dirigentes de Irán la construcción de un gaseoducto alternativo que transportara gas iraní al Viejo Continente. Vladimir Putin dio el visto bueno al plan, puesto que Siria e Irán estaban bajo su control, al tiempo que se esforzaba por paralizar el proyecto de Catar y EE.UU.
De este modo, Rusia y sus principales aliados tendrían el control de una fuente de energía vital para la población europea. Una vez que los consejeros militares y de inteligencia del entonces presidente Obama analizaron la situación, llegaron a la conclusión de que el único modo de evitar que Putin llevara a cabo este proyecto consistía en aumentar las presiones sobre el gobierno de Therán y el de Moscú -mediante la imposición de sanciones económicas-, al tiempo que se ponían en marcha toda una serie de <<operaciones negra>> (Black-ops), para provocar una guerra en Siria y derrocar a Al-Asad.
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