Buscar este blog

viernes, 15 de septiembre de 2017

Operación Ogro: ¿Atentado o conspiración?

A pesar de la reivindicación de ETA, el atentado mortal contra el almirante Carrero Blanco estuvo rodeado de circunstancias misteriosas. A raíz  de los desencuentros diplomáticos del Presidente del Gobierno con los norteamericanos por cuestiones relativas a las reformas democráticas que debían llevarse a cabo o al desarrollo de la bomba atómica española, la embajada estaunidense en Madrid redactó una nota remitida al departamento de estado -documento desclasificado en 2008- en la que recomendaba expresamente que: <<El mejor resultado que puede surgir...sería que Carrera desaparezca de escena>>. Insinuaciones como tales han sido esgrimidas como pruebas para algunos defensores de la teoría de la conspiración, acusando a la CIA de ser uno de los principales instigadores del magnicidio. Siguiendo esa misma linea, uno de los hechos que levanta más polémica es la presciencia del llamado hombre de la gabardina blanca, un misterioso personaje que supuestamente habría entregado en el Hotel Mindanao de Madrid un sobre con los horarios y rutas que seguía Carrero Blanco a "Argala", uno de los integrantes del comando terrorista que cometió el atentado.

El etarra habría sido el unico que hubiese podido confirmar la veracidad del encuentro, si no hubiera sido asesinado por el Batallón Vasco Español, una siniestra organización terrorista financiada oscuramente.

Su muerte sirvió a su vez para alimentar aún más las dudas sobre quien estaba realmente detrás del atentado contra Carrero Blanco.

El 11 de junio de 1973, Carrero Blanco fue nombrado presidente del Gobierno. Anciano y enfermo, Franco confió en su único y fiel amigo la continuidad del régimen tras su muerte. Aunque era anticomunista hasta la médula, Carrero Blanco nunca manifestó excesivas simpatías por EE.UU. El Presidente del Gobierno exigía al más firme aliado exterior del régimen franquista un trato con España que estuviera a la misma altura, condición que los norteamericanos nunca aceptaron. Debido a estas tensas relaciones, no es de extrañar que los responsables del Departamento de Estado no recibieran con agrado la noticia del nombramiento de Carrero Blanco, recelos que se agravaron teniendo en cuenta la implicación personal del nuevo presidente en el desarrollo del Proyecto Islero.

El 15 de diciembre de 1973, Velarde mantuvo una reunión con el teniente general Manuel Diez Alegría, jefe del Alto Estado Mayor, y con su hombre de confianza, el general Manuel Gutierrez Mellado, militar ligado a los servicios de inteligencia del régimen. Durante el encuentro, el responsable científico de la JEN (junta de energía nuclear), les informó que España había adquirido la capacidad necesaria para fabricar tres bombas nucleares al año, noticia que fue recibida con satisfacción por el presidente del Gobierno, pero que hizo saltar todas las alarmas en EE.UU.

Tras la reunión con Velarde, Diez-Alegría le ordenó que pusiera brevemente por escrito esas conclusiones, documento que Carrero Blanco deseaba presentar ante Henrry Kissinger, Secretario de Estado de la administración Nixon, en el transcurso de la entrevista que iban a tener ambos mandatarios durante la visita oficial a Madrid del jefe de la diplomacia norteamericana. Redactado en un par de hojas, recibió el nombre de Estado Actual de Proyecto Islero, Diez-Alegría se refirió a él como <<dos folios radioactivos>>.

Dentro de su apretada agenda, el 18 de diciembre, Kissinger se reunió con Franco y el entonces príncipe Juan Carlos. Al día siguiente, se celebró la entrevista con Carrero Blanco, cuyo contenido fue declarado secreto por ambos interlocutores. ¿Qué fue lo que ocurrió ese día para que ninguno de los dos hablase sobre los temas que trataron? Según algunas filtraciones, Carrero Blanco habría exigido a Kissinger el compromiso norteamericano de apoyar a España en caso de una agresión o injerencia externa contra sus intereses. Ante la negativa de Henrry Kissinger a aceptar esas presiones, el almirante le habría entregado el documento preparado por Diez-Alegría referente a los planes nucleares españoles.

Kissinger abandonó la reunión con gesto bastante contrariado, mientras el absoluto rostro del almirante, caracterizado por sus pobladas cejas, permanecía impertérrito. Ese mismo día, el Secretario de Estado norteamericano abandonaba Madrid precipitadamente. A las 9:27 de la mañana del día siguiente, terroristas de ETA detonaban una potente carga explosiva al paso del coche de Carrero Blanco, acabando con su vida.

Desde entonces, se ha escrito y hablado en multitud de libros, documentales y programas de televisión sobre la posible participación de la CIA en el atentado que costó la vida al presidente del Gobierno. Como recoge la periodista Anna Grau en su libro De como la CIA eliminó a Carrero Blanco y nos metió en Irák (Destino 2011), Kissinger entregó a Nixon un informe con las primeras reacciones tras el magnicidio, documento en el que aseguraba que no había indicios que hicieran pensar que el atentado había tenido relación directa con la visita del Secretario de Estado. Antes de entregar el informe a su presidente, Kissinger puso especial cuidado en tachar de su puño y letra esa frase ¿Reconoció de esa forma su implicación para asesinar a Carrero Blanco, participación motivada por la velada amenaza del posible uso de armas atómicas por parte de España? Posiblemente nunca lo sabremos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

La ciber guerra y el Día cero

La naturaleza de la guerra está cambiando y acciones que actualmente no son consideradas como “guerra” podrían convertirse en los pr...

Entradas populares