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domingo, 10 de septiembre de 2017

Los probióticos y sus beneficios

Uno de los tópicos erróneos más extendidos sobre los probióticos es que se encuentran exclusivamente en los lácteos, una percepción que afortunadamente está empezando a cambiar. Actualmente tenemos a nuestro alcance una amplia gama de alimentos dignos del concepto, que proviene del latín pro (a favor de) y del griego bios (vida). De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, un probiótico es <<todo aquel microorganismo vivo que, administrado en la cantidad adecuada, proporciona beneficios saludables al hospedador>>.

En otras palabras, son aliados de nuestra microflora intestinal en su papel defensivo, flora que de forma natural comienza a formarse desde el momento del nacimiento y que, como apuntan los doctores Cagigas Reig, Troadio González y Ascensión Marcos, del Instituto de Nutrición del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), <<es el resultado de interacciones entre bacterias, huésped y medio externo, y tiene una importancia fundamental en el individuo sano como al enfermo>>.

Este término suele confundirse con dos muy afines, prebiótico y simbiótico. El primero se refiere a elementos no digeribles de algunos alimentos que facilitan en el intestino el crecimiento y desarrollo de bacterias beneficiosas para la salud, como es el caso de los famosos fructooligosacáridos. En cuanto al simbiótico, contiene tanto prebióticos como probióticos, que pueden actuar de forma conjunta para mejorar la flora intestinal.

El mercado ofrece hoy en día probióticos en combinaciones variadas y sabrosas que cubren la inmensa mayoría de los gustos, aunque los defensores de una alimentación saludable recomiendan prescindir de todos esos aditivos y buscar sus efectos en los productos más puros. Ese objetivo es viable explorando las herboristerías y supermercados verdes.

Básicamente, los probióticos impiden que bacterias nocivas proliferen en el intestino gracias -entre otras cosas- a su capacidad para producir ácidos grasos de cadena corta y ácido láctico que disminuyen el Ph. <<También producen las llamadas bacterocinas que actúan como antibióticos e inhiben las bacterias patógenas>>. Contribuyen a eliminar toxinas, a que el equilibrio intestinal no se pierda corrigiendo los procesos diarreicos y a estimular el sistema inmunológico, constatándose un incremento del número de los fagotitos y de la producción de citoquinas como el interferón gamma y las interleuquina 10 y 12, mensajeros químicos imprescindibles en la respuesta inmunológica.

Además son cruciales en la síntesis de algunas vitaminas del complejo B y en la absorción de determinados minerales como el calcio, confirmándose que también ejercen cierta acción antitumoral al inhibir los efectos y absorción de determinados agentes carcinogénicos y mutágenos, bloqueando las fases iniciales del cáncer de colón. Finalmente, algunos tipos de alergias también parecen mejorar a través del consumo de probióticos, así como la candiasis y la gastritis.


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