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viernes, 2 de marzo de 2018

Los misterios de la Virgen de Guadalupe







La religión católica arraigó con mucha fuerza en todos los territorios conquistados, pero con toda probabilidad la devoción que existe en México por la Virgen no se alcanzó en ninguna otra parte del mundo. Da igual el día o la hora a la que se visite la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, situada en el centro de México D.F., porque siempre está abarrotada de gente. Y allí nos encontramos con fieles que demuestran más devoción de la que se ha visto incluso en Jerusalén.

Todo empezó aquel 9 de noviembre de 1531 cuando en las cercanías de la gran ciudad, La Virgen se apareció al indio Juan Diego y le pidió que transmitiera al obispo su voluntad: quería que construyera un templo dedicado a ella en el centro de Tepeyac. En aquel momento la Señora entregó Juan Diego un manto en el que estaba su imagen para que fuese venerada. A partir de ese momento un sin fin de apariciones y milagros fueron  alimentando esta historia hasta convertirla en lo que hoy día es: mezcla de culturas y creencias de antes y de ahora, que se respetan y conviven con una tolerancia que sorprende.

Pero dejemos a un lado la religión y tomemos la senda de los misterios en la Basílica de Guadalupe. Estudios oftalmológicos realizados a la Virgen demuestran que sus pupilas se contraen y expanden al acercar o alejar una fuente de luz a su rostro, algo que es imposible de conseguir con un pincel. Y por si esto fuera poco, cuando tomamos la temperatura de la tela donde está dibujada su imagen el termómetro marca siempre 36,5 grados, es decir la misma que un ser humano vivo.

La fibra de maguey donde está pintada la imagen de la Virgen, no podía perdurar durante muchos años, así que se pinto una réplica se desintegró al poco tiempo, y el dibujo y tela original con casi 500 años de antigüedad,a día de hoy sigue impertérrito, viendo pasar el tiempo y a los millones de feligreses que todos los días desfilan bajo ella.

Pero lo que resulta más espeluznante de todo, es que ha sido investigado por científicos de la mismísima NASA, es la explicación sobre el tipo de pintura con la que en teoría se plasmó la imagen de la Virgen en el manto. El resultado es que esas pinturas no están hechas con ninguna mezcla pictórica conocida, del mismo modo que no hay rastro de pincel alguno. Es más, se llegó a la extraordinaria conclusión de que la pintura no está sobre la tela, sino que flota a tres décimas de milímitro del lienzo, sin tocarlo en ningún momento...

Milagros, devoción o como queramos llamar todo lo que en Guadalupe ocurre; pero de lo que no podemos tener la más mínima duda es que algo sobrenatural sucede con esa imagen dibujada sobre una tela de fibra. Como dice un reconocido oftalmólogo mexicano, "cuando exploras esos ojos parece que estás explorando un ojo vivo",


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