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domingo, 16 de julio de 2017

La cúpula ocultista Nazi

Al margen de todo lo terrible que rodea aquella época, no deja de ser una etapa interesante para cualquier historiador heterodoxo. El hecho de que una pequeña organización política como el Partido Nazi pusieran en jaque a las democracias europeas y provocara el mayor y más sanguinario conflicto de la historia, con mayúscula es algo a tener en cuenta. Además de que numerosos claroscuros siguen rodeando al Tercer Reich y a la II Guerra Mundial, sobre todo esa "guerra mágica" y el uso del ocultismo, algo por lo que ha pasado casi de puntillas la historiografía oficial, y que fue más relevante de lo que se ha dicho.
Existe mucha leyenda sobre la influencia real de ocultistas y magos en el propio Hitler. El führer sintió atracción hacia diversos aspectos  de las ciencias ocultas desde su juventud, cuando compartía albergue en Viena con el farolero desempleado Josef Greiner, con quien debatía sobre temas como astrología, el hinduismo o el shangri-La Tibetano -al menos eso afirmó Greiner en sus memorias-. Los libros que se han conservado de la biblioteca del dictador también contienen mucho de estas materias, pero Hitler no fue literalmente un brujo negro ataviado con una túnica que rendía culto al Diablo. Lo que si es cierto es que personajes como Himmler o Rudolf Hess sintieron una atracción rayana en la locura por el ocultismo, la astrología y las terapias alternativas, y que los postulados de la sociedades secretas racistas y nacionalistas como Thule fueron esenciales en el ideario político y místico del Partido Nacionalista Obrero Alemán (NSDAP), influyendo por tanto en Hitler, quien sí consulto astrólogos y adivinos, pero, paradójicamente, también fue su azote.
Karl E. Krafft fue una de las figuras más interesantes junto con otras como Louis de Wohl o Wilhelm Wulff. Fue un astrólogo suizo que puso sus conocimientos al servicio del Tercer Reich, y trabajó en un departamento ultra secreto a las órdenes de Goebbels manipulando las centurias de Nostradamus para sembrar la desconfianza entre los aliados y subir la moral de las tropas alemanas, ademas de trazar horóscopos de los grandes lideres militares aliados. Pero realizó sus servicios obligado y nunca fue un simpatizante nazi. De hecho su trágico final, en el campo de concentración de Buchenwald -donde fue encerrado por la gestapo-, en 1945, lo convirtió, al igual que a Hanussen, en victima de los mismos criminales para los que había trabajado.
Himmler, a quien se le conoce como el "mago negro del Tercer Reich", fue el personaje del entramado nazi más obsesionado con el ocultismo y el misticismo. Dio forma a sus SS inspirándose en los caballeros teutónicos, convertió el castillo de Wewelsburg, en Westfalia, en el bastión místico de su Orden Negra, donde se realizaban misteriosos rituales orquestados por Karl María Wiligut, su consejero en cuestiones místicas, y envió a muchos de sus guardias negros a diferentes puntos del planeta en busca de objetos de poder, reescribiendo el pasado "mítico" alemán a su manera a través de la Ahnenerbe, la Sociedad de Herencia Ancestral Alemana.
Los últimos informes desclasificados y las investigaciones de, entre otros, Richard B. Spence, que escribió un revelador libro titulado Secret Agent 666: Aleister Crowley, Britihs Intelligent and the Occult, apuntan en que este mago ingles trabajó para los servicios secretos ingleses en su lucha contra Hitler. Crowley que ademas de ser autor de obras como "El Libro de la ley", era conocido en los medios esotéricos como Baphomet, uno de los nombres mágicos que adoptó. También llego a ser cabeza visible de la O.T.O (Ordo templis Orientis) en que se rige su ley Thelema, que es: HAZ TU VOLUNTAD. Y llegó a ser miembro honorifico de otras sociedades secretas. Estuvo muy cerca del nazismo.
Lo más esencial de las ideas que estructuraron la visión del nacionalsocialismo que acabó hundiendo al mundo en el horror fue devolver la pureza a la mítica raza aria de hombres y mujeres, altos, rubios y de ojos azules, a los que Adolf Hitler consideraba los únicos "portadores de cultura", y por lo tanto únicos que podían calificarse de verdaderamente humanos. Sin embargo, la doctrina expuesta en Mien Kampf no era en absoluto original, pues empleó en su confección de ideas ya presentes en la cultura occidental desde mucho tiempo atrás, como la teoría de la selección natural de Darwin aplicada a las sociedades humanas y la infame eugenesia de su primo Francis Galton, que buscaba mejorar nuestra especie por medio de cruzamientos selectivos que desde comienzos del siglo XX era impartida como asignatura con el nombre de Rassenhygiene (Higiene Racial) en numerosas facultades de Medicina alemanas. Familiarizados con las consignas pseudocientíficas y paramedicas de Hitler, y acuciados por las crisis económica que siguió al crack de 1929 muchos médicos acogieron las propuestas nazis.
El nazismo no solo fue un movimiento político sino una autentica religión, con Adolf Hitler como mesías, y Heinrich Himmler como sacerdote y mago negro de las SS. También otras de las prácticas que atraían a sus dirigentes era el estudio del Espiritismo,el Mesmerismo-magnetismo y el significado de las runas, Si bien gobierno no exigía pertenecer a ningún culto especifico, dentro de ciertos círculos los lideres influidos por las creencias paganas de Alfred Rosenberg, se propugnaba un Neopaganismo como una contraposición al cristianismo.
Uno de los estudiosos de runas que más influyó en la interpretación nazi sobre las mismas fue Karl María Wiligut, llamado también el" Rasputin de Himmler". Wligut aseguraba
haber descubierto la verdadera religión de los antiguos germanos a la que llamaba irminismo, por el supuesto dios Irmin. Según él la verdadera historia en la que se basa la biblia habría tenido lugar en la Alemania prehistórica, y Krist sería un dios solar ario, cuyo centro de culto habría estado en cierto momento en la formación rocosa de Externsteine. Él mismo sería el descendiente de una serie de profetas semidivinos y héroes germánicos elegidos para difundir este credo y perseguidos por una conspiración secular, cuyos actuales agentes serían los judíos, los católicos y los francmasones. A esto se unía una complicada cosmología, que incluía la existencia de un segundo sol oscuro llamado Santur, ahora extinguido pero todavía influyendo sobre las corrientes mágicas y energéticas, y que seria una de las fuentes de la iconografía del sol negro presente en los sótanos de Wewelsburg y en diversos movimientos neonazis.
Sabemos que Wiligut, junto a otros nazis como Darré o Rosenberg, llevaba tiempo buscando un sistema de creencias que ocupara el lugar del cristianismo y el protestantismo en el Tercer Reich. Para potenciar una nueva religión de tintes paganos los investigadores de la Ahnenerbe debían descubrir todos los vestigios que pudieran sobre las tribus germánicas y sus antepasados arios. Las tribus de Germania apenas habían dejado constancia en soporte escrito de sus ancestrales creencias y prácticas sagradas, y la obra de Tácito sobre este pueblo deja mucho que desear, siendo escrita sin un contacto directo con esos "bárbaros". La principal labor del instituto -al menos antes de la guerra-, sería encontrar nuevas fuentes de información.
El hombre al que Himmler le encargó al principio su instituto, era uno de los más controvertidos pre historiadores y folcloristas del Tercer Reich. Enormemente culto, afable y entregado a la causa de la Ahnenerbe, seria el primero de sus miembros en organizar una expedición fuera de las fronteras de Alemania, bajo los auspicios de la Orden Negra. Se llamaba Herman Wirth, funadador de la sociedad que llevaba su nombre. Antecedente directo de la futura "Herencia Ancestral Alemana".
Muy influido por el mito de la Atlántida, creia que su primordial escritura había sido creada precisamente por los atlantes, los primeros nórdicos. El caso es que fuera o no fuera una escritura
relacionada con el antiguo continente perdido, lo cierto es que el profesor estaba convencido de poder descifrarla, desentrañando de esa manera los misterios de "la ancestral religión aria", que traían de cabeza a las SS.
En la Aurora de la humanidad el erudito catalogaba millares de símbolos rúnicos de diversas culturas de Europa del norte. Se inspiró en Alfred Wegener padre de la deriva continental, ideó una nueva teoría pseudocientífica, "la de la deriva polar", según la cual el polo helado habría sido la cuna de los pueblos arios del norte; para comprobarlo, la Ahnenerbe enviaría diversas expediciones a las tierras mas septentrionales, algunas de ellas encabezadas por el propio Wirth. Siguiendo su investigación, los polos a la deriva y los continentes errantes, acabaron con esa "raza ártica perfecta". Aunque algunos miembros se habían refugiado en lugares aislados como la Atlántida. que tanto ríos de tinta ha hecho correr a lo largo de los siglos.
Así pues, las creencias de los antiguos dirigentes del nacionalsocialismo, se basó en una inédita mezcla de antiguas creencias germánicas y neopaganas adornadas con tintes esotéricos y ocultistas que estuvieron cerca de llevar al traste a la civilización en el siglo XX. Una corriente de la que se puede contar mucho todavia, y de la que se sigue hablando mucho hoy en día.













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