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sábado, 26 de agosto de 2017

Algas: alimento contra el cáncer

Ricas en minerales, oligoelementos y otras sustancias, las algas han despertado desde antiguo el interés de los profesionales en medicina, tanto tradicional y alternativa como convencional. No en vano, las algas concentran muchas de las riquezas del mar, ya que poseen yodo, potasio, hierro, cobalto, calcio, zinc, vitaminas A, B, B12, C, D3, E y K. Actualmente, es frecuente encontrar determinadas micro algas en los prospectos de numerosos complementos nutricionales. Pero más importante aún es su uso para prevenir y combatir enfermedades. Algunas actúan como excelentes depurativas, ya que reducen o eliminan de la sangre residuos procedentes de metales pesados. Otras son óptimas como expectorantes, diuréticos, reconstituyentes, mineralizantes o como fortalecedoras de nuestro sistema inmunitario. No obstante, durante los últimos años, las algas están apareciendo como objeto de estudio por sus probadas capacidades anticancerígenas.
Menos tumores en Japón
Las grandes diferencias entre Japón y los países occidentales en relación con las tasas de ciertos tipos de cáncer, particularmente los de próstata y mama, ha sido y sigue siendo un asunto de debate científico. ¿Por qué la incidencia de tumores malignos es mucho menor en Japón que en Europa o en EE UU ?, vienen preguntándose desde hace décadas oncólogos de todo el mundo. Como ocurre con la mayoría de cuestiones relacionadas con el cáncer, la respuesta no es sencilla. Sin embargo, investigadores médicos han advertido que la peculiar dieta de los japoneses o, más concretamente, la inclusión en la misma de algas pardas como el wakame, el alga kombu, el hijiki y otras variedades comestibles, podría explicar al menos en parte dichas diferencias. Pero, ¿que tienen estas algas que las hagan tan excepcionales? Dos reputados oncólogos franceses, los doctores Richard Beliveau y Denis Gingras, han publicado varios libros y recetarios sobre alimentos con propiedades anticancerígenas, textos en los que dedican notable espacio a estas verduras marinas, al tiempo que explican algunos de los secretos de su capacidad antitumoral. Así ambos investigadores apuntan como responsable de dicha cualidad a dos sustancias  presentes en concentraciones elevadas en las citadas variedades de algas pardas o de color café. Se trata de la fucoxantina, un pigmento carotenoide frecuentemente utilizado en suplementos naturales para la pérdida de peso, y el fucoidan, un polisacárido sulfatado vinculado con la apoptosis o muerte celular programada. En cuanto al primero, se ha demostrado que, por ejemplo, produce una disminución en el crecimiento de las células de cáncer de próstata. En relación con el fucoidan, su espectro es bastante más amplio, pues inhibe el crecimiento de una gran variedad de células cancerosas.

Que la dieta japonesa es tan saludable o más que la mediterránea es un hecho irrefutable. Como muestra, basta señalar que según datos de la organización Mundial de la Salud, Japón continua encabezando la lista de países con la esperanza de vida media más larga del mundo, seguido de España, nación que abandera la dieta mediterránea. Compuesta basicamente de arroz, pescado, verduras, derivados de soja y, desde luego algas, la dieta  tradicional de Japón es menos grasa y rica en proteinas animales que la española . Además, los japoneses son avidos consumidores de té, particularmente verde, una bebida rica en antioxidantes.

Así pues, hemos ponderado los enormes beneficios de la dieta japonesa, que incluye habitualmente las algas comestibles en su menú, lo que la convierte en una enorme ventaja para potenciar la salud de manera natural y  tradicional digna de imitar. 

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