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miércoles, 2 de agosto de 2017

¿Que son los libros Sibilinos?

Si hacemos caso al relato mítico, la propia Sibila de Cumas, aunque disfrazada de anciana venerable, se presentó cierto día en Roma con la pretensión de vender nueve libros proféticos al rey Lucio Tarquino Prisco (616 a.c-578 a.c), quinto rey romano según la tradición. Pero como fuera que la profetisa de Eritras pedía un precio exorbitante por ellos, ambos se ensalzaron en un singular tira y jala.

Tarquino hombre vanidoso y temperamental  a quien apodaban <<el soberbio>>, no se había tomado demasiado en serio ni a la mujer, ni al contenido supuestamente mágico de los manuscritos. Pero empujado por su carácter y la curiosidad, pensó que podía obtenerlos a cambio de mucho menos de lo que pedía la anciana. De modo que, displicentemente, rechazó comprarlos. La Sibila al oír la negativa de Tarquino, no se lo pensó dos veces. Tomó tres de los misteriosos libros y les prendió fuego ante la atónita mirada del rey...

Tras esto, volvió a repetir la oferta. La suma seguía siendo la misma que al principio, aunque a cambio de solo seis de los libros. El soberbio ya había perdido parte de su aplomo, pero por no dar su brazo a torcer, reitero su negativa aunque algo más titubeante. Poco le importó a la engañosa anciana, que alimento la pira con otros tres manuscritos.

Aquello resultó demoledor para Tarquino, quien, tras hacer venir a sus augures y exponerles la situación, decidió seguir su consejo y dócilmente aceptó pagar la cantidad inicial con tal de que los tres últimos volúmenes no acabaran incinerados.

Así fue como los desde entonces llamados <<Libros Sibilinos>> llegaron a Roma y, más concretamente, a una cámara secreta del templo capitolio de Júpiter Óptimo Máximo. Originalmente escritos en griegos sobre hojas de palmera, la consulta de estos manuscritos dotados de cualidades proféticas quedaba restringida a ocasiones muy especiales, previa autorización del senado romano.

Porque pese al envoltorio sin duda legendario de todo lo que les hemos referido, se sabe que estos libros existieron realmente, que eran muy apreciados por los ciudadanos en tiempos de la República romana (siglos II y I a.c), y que permanecía custodiado por un colegio formado por diez sacerdotes menores o decemviri sacris faciundes -más tarde quince o quincedinviri-, los cuales tuvieron un papel fundamental en la transformación de la apariencia e incluso del contenido espiritual de la religión romana.

Los Libros Sibilinos se consultaban en situaciones críticas, generalmente en conflictos bélicos o asuntos que podían poner a los dioses en contra de los intereses de la República. Así, conocemos que cuando Anibal derrotó a las legiones en Cannas, siguiendo sus augurios se procedió a enterrar vivos a dos galos y a dos griegos bajo el mercado de Roma. Y también que Escipión el Africano trasladó de Pessina a Roma el culto a Cibeles, precisamente tras escuchar una interpretación de los oráculos de los manuscritos.

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