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viernes, 6 de octubre de 2017

La boda secreta de Jesús


En octubre de 2012 se informó de un sorprendente y polémico hallazgo, hecho público por Karen L. King, profesora de Historia Eclesiástica en la Harvard Divinity School. El asunto, descubrimiento aún sin aclarar se refería a un pequeño fragmento de papiro escrito en copto -idioma de los cristianos provenientes de Egipto- y datado de forma preliminar en el siglo IV. En una de sus líneas podía leerse <<Jesús les dijo: mi esposa...>> y más adelante <<...será capaz de ser mi discípula>>.


El descubrimiento, dado a conocer en Roma, durante un encuentro de especialistas en textos coptos, tuvo una sensacional y justificada repercusión a nivel mundial. De ahí que, apenas días después del anuncio de Karen L. King, numerosos académicos expertos en religión y, claro está, representates de la postura oficial de la iglesia catolica, no tardaran en mostrar su escepticismo.

Para empezar, dudaban de la autenticidad del papiro, basándose en que la persona que se lo entregó a King lo hizo de forma anónima y, además, sin ofrecerle detalle alguno sobre el origen del texto. En las páginas editoriales del Osservatore Romano del Vaticano podía leerse: <<Argumentos sustanciales nos llegan a concluir que el papiro es, en realidad, una burda falsificación>>

El especialista en copto, Alberto Camplani subrayaba que a diferencia que, a diferencia de otros papiros no ha sido descubierto en una excavación, sino que proviene del mercado de antigüedades. Paradójicamente, Camplani profesor en la universidad romana de Sapienza, había sido uno de los organizadores del congreso en el que Karen L. King soltó su bomba informativa, de modo que se mostró especialmente beligerante al respecto.

En cualquier caso la teóloga norteamericana se cubrió prudentemente las espaldas, al tiempo que defendía la autenticidad del papiro como tal, añadía que la misma no tenía que ser tomada como evidencia de que Jesús hubiese contraído matrimonio, pues era probable que el contexto histórico del papiro fuera <<la época en que los cristianos coptos discutían cuestiones como el celibato, el sexo, el matrimonio y el discipulado.

Las evidencias a las que se refería King se han obtenido gracias a la aplicación sobre la tinta del papiro de una técnica denominada espectroscopios micro-raman. En esencia, este método es capaz de determinar la composición química de la tinta luego de medir la dispersión de la luz. El profesor James Yardley, con amplia experiencia en estos análisis, confirmó que el evangelio de la época de Jesús es <<coherente con al menos 35 papiros datados entre el 400 a.c y el 700 d.c>>, lo que descartaría el fraude al que aluden expertos del Vaticano.

No obstante lo anterior, conviene aclarar que cuando se habla de evangelios desde la perspectiva de la iglesia católica, se excluyen todos aquellos textos considerados no canónicos, un importante corpus de escritos referidos a la figura de Jesús y elaborados en los primeros siglos del cristianismo que, de modo genérico, son conocidos como evangelios apócrifos.

A este grupo de escritos pertenecen los llamados evangelios gnósticos, una serie de papiros formalmente muy similares a los canónicos, pero -insistimos- rechazados por la iglesia católica y otras confesiones cristianas históricas que los consideran no históricos o directamente heréticos. La mayoría de estos textos fueron descubiertos en diciembre de 1945, ocultos en varias cuevas cercanas a la localidad egipcia de Nag Hammadi, población que albergó uno de los primeros monasterios cristianos.

En concreto, la biblioteca secreta contenía trece códices forrados en piel, con alrededor de mil paginas redactadas en copto por los monjes de Nag Hammadi, aunque parece seguro que se trata de traducciones de textos escritos originalmente en griego, particularidad común a esta clase de papiros y compartida por el polémico
fragmento conocido como evangelio de la esposa de Jesús, cuyo origen se sospecha pudo  ser también el país del Nilo.

Descubierto en el mercadito de antigüedades de El Cairo en 1896 este papiro contiene un interesante dialogo de Jesús con los discípulos inmediatamente después de la resurrección. Al mismo asiste María de Magdala, a la que le ha sido revelado un misterioso conocimiento durante la visión que ha tenido de dicho suceso milagroso, lo que provoca la inquina hacia ella de algunos discípulos. Sin embargo, uno de ellos, Levi, espeta a Pedro: <<Si el salvador la ha juzgado digna, ¡quien eres tú para despreciarla? De todas maneras, Él, al verla, la ha amado sin duda. Terminado lo que hubo dicho Levi, estás palabras, se marchó y se puso a predicar el evangelio según María.

¿Por qué Jesús tras resucitar, escogió a María Magdalena y no a su madre, a Pedro o cualquiera de sus discípulos para anunciar su regreso a este mundo? La respuesta se nos antoja simple si asumimos con naturalidad que, en efecto, María de Magdalena era su esposa.




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