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martes, 3 de octubre de 2017

Síntomas de posesión de demoníaca

Se ha hablado mucho de los casos de posesión demoníaca que en la actualidad se siguen produciendo, para ello las autoridades eclesiásticas cuentan con un manual y normas de seguimiento para poder identificar que dichos casos sean auténticos. A parecer, siguiendo con el manual una de las formas mas llamativas de identificar un auténtico caso de posesión, consiste en hablar lenguas desconocidas o entender a otro que las habla.

Sea como fuere, el Vaticano aconseja apoyarse en psiquiatras para ayudarse con el diagnostico; he aquí algunos síntomas:
  1. Ante lo sagrado o religioso el sujeto manifiesta una gama de sensaciones que van, según cada individuo, desde el fastidio hasta el horror, desde una leve molestia hasta expresión de ira o furia desatada.
  2. En algunos casos, las reacciones del <<poseído>> suelen ir acompañadas de blasfemias o insultos, dirigidos hacia el objeto religioso situado en su proximidad.
  3. El poseso, en los episodios agudos de manifestación de furia, pierde la conciencia. Cuando vuelve en si no recuerda nada. Sin embargo, aunque el protagonista no sea consciente de lo sucedido durante el episodio de posesión, ha padecido un cambio de personalidad mientras ha durado dicha crisis. Durante la misma, parece haber aflorado una segunda personalidad.
  4. Esa segunda personalidad siempre tiene un carácter maligno. Es frecuente que durante esos momentos, las pupilas se vuelvan hacia arriba o hacia abajo, dejando los ojos en blanco. Los músculos faciales se tensan de forma antinatural, crispación que también se aprecia en sus manos. En esos momentos de crisis, la voz del sujeto denota odio o rabia.
  5. Acabada la crisis furiosa, el individuo <<poseído>> vuelve lentamente a la normalidad. Llamativamente,dicho trance es prácticamente idéntico al que se observa  en los sujetos que recuperan el estado habitual de conciencia tras haber sedo hipnotizado.
  6. Más allá de las crisis furiosas, durante las cuales emerge su segunda personalidad, el individuo lleva una vida absolutamente normal, sin que dichos episodios afecten ni a sus relaciones personales ni a su entorno social. Es así como el sujeto se muestra como una persona perfectamente cuerda, que distingue con claridad entre la realidad que lo rodea y el mundo intrapsíquico.
  7. Sólo en contactos ocasionales el relato consciente de los sujetos parece coincidir con las alucinaciones sensoriales (concretamente exponen que, esporádicamente ven sombras, sienten alguna sensación extraña en alguna parte del cuerpo y oyen crujidos). Al contrario, no suele oir voces internas, ni percibir que algo les corre bajo la piel, sino que lo normal es que tengan los sentimientos que ese ser o entidad le transmite: ira, rabia, tristeza y otros.

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