Muchos analistas se preguntan por qué en las naciones europeas los políticos y los directivos de los bancos no han sido capaces de prever los graves problemas económicos que se avecinaban. El psicólogo Mark Stein, profesor de la Universidad de Leicester (Reino Unido), asegura que la respuesta estriba en que todos ellos han mantenido una conducta maníaca. Esta se caracteriza, según Stein, por cuatro rasgos principales: prepotencia, negación de la realidad, triunfalismo e hiperactividad.
Este comportamiento también se ha visto reforzado porque los países occidentales han interpretado los problemas financieros de las diversas naciones comunistas y socialistas como una demostración de que el capitalismo era una vía más inteligente de llevar las riendas de la economía. Y esta percepción ha hecho que muchas personas que ocupaban puestos de responsabilidad en el mundo occidental desarrollaran la idea engañosa de que su modelo económico era mejor, por lo que convenía evitar cualquier parecido con el comunista, justificando así la libertad financiera sin límites y la eliminación de muchas medidas de supervisión y regulación mercantil que pusiera fronteras prudentes al capitalismo.
Esa confianza hizo que la burbuja financiera creciera a niveles insospechados desembocando en la crisis económica donde los ciudadanos de ha pie han sido los perjudicados, en beneficio de los grandes conglomerados bancarios y empresas estatales del que hasta la fecha se siguen destapando casos de corrupción y malversación de fondos públicos y privados. Esta situación ha sido caldo de cultivo para nuevas propuestas políticas alternativas y reclamos independentistas salieran al relucir en diferentes naciones y estados.
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