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jueves, 13 de julio de 2017

Bases OVNIS bajo el mar

Las profundidades del mar serían el escondite ideal para alguna civilización alienígena que nos visitara. No debe descartarse, pues, la posible existencia de bases submarinas. El destacado ufólogo Antonio Ribera habló sobre esta posibilidad en su obra El gran enigma de los platillos volantes ( 1966), cuyo último capitulo esta centrado en las supuestas bases submarinas OVNIs. Ribera se sorprendió bastante al repasar sus archivos y comprobar la gran cantidad de observaciones de No identificados emergiendo y sumergiéndose en el mar. Algunas de las mismas incluso acaecidas con aterioridad a la era de la ufología moderna (1947). Por ejemplo, el mismo Cristóbal Colón llego a presenciar varios fenómenos en pleno océano durante su épica travesía al nuevo mundo.
Uno de los casos mas interesantes tuvo como testigo a la tripulación del bergantín Victoria, el 18 de junio de 1845 observaron tres cuerpos luminosos que salían del mar. Presentaban el tamaño 5 veces mayor que el de la luna llena y estaban unidos por sus apéndices. El avistamiento tuvo lugar a una 900 millas al este de Adalia (Proximo oriente), pero también pudo verse desde Siria y Malta. Un fenómeno similar contemplaron varias desde el barco de bandera inglesa Siberian el 12 de noviembre de 1887, mientras navegaban cerca del cabo Race. Una gran bola de fuego surgió del mar hasta alcanzar una altura de 15 metros, se aproximo al barco y posteriormente se alejó a gran velocidad. Son muchos más los incidentes de esta clase ocurridos en el siglo XIX. Algunos testigos se referían a rayos de luz segadora que provenían de las profundidades marinas, así como objetos iluminados por gigantescos rayos luminosos.
En su obra La expedición de la Kontikí (1953), el noruego Thor Heyerdahl describe el trayecto que realizó en 1948 junto a otros aventureros desde el puerto peruano de el Callao hasta Raroia, en la Polinesia. Pretendía demostrar que en tiempos precolombinos navegantes americanos habían poblado la Polinesia, de modo que el y sus colaboradores construyeron una embarcación propia de la época y se lanzaron al océano Pacifico,<<Grandes bolas de luz de mas de un metro de diámetro se hacían visibles dentro de agua, centellando a intervalos como lámparas eléctricas que se encendieran y se apagaran alternativamente>>, escribió Heyerdahl. En otra ocasión,<<nos llamo la atención ver el mar como si estuviera hirviendo, mientras algo semejante a una gran rueda emergió dando vueltas en el aire>>.
Esta descripción se asemeja a la ofrecida por el capitán Gabe, del vapor Danés Bintang, que observo sobre las aguas en la madrugada del 10 de Junio de 1909, en el estrecho de Malaca, una rueda luminosa que giraba sobre su propio eje a ras del océano El incidente vio la luz en el Nautical Metereological Annual, publicación del Instituto Meterorologico danés. Un año después, exactamente el 12 de agosto de 1910, el Capitán Breyer y varios oficiales del vapor holandés Valentin contemplaron al sur del mar de China una especie de rueda horizontal que giraba rápidamente por encima del agua.
Años antes el 15 de Mayo d 1879, el comandante J.E. Pringle divisó desde el buque Vulture -que cruzaba el Golfo Pérsico- dos objetos de unos 40 metros de diámetro distanciados unos de otros unos 150 metros. Se desplazaban aproximadamente a 80km\h, y le llamaron la atención las ondas luminosas que pasaron bajo el barco.
Un suceso extraordinario de estas características fue protagonizado por un pescador del puerto de Le Brusc (Francia) el 12 de junio de 1968. el caso se publicó en Enero de 1971 en la prestigiosa revista ufológica francesa Lumiéres dans la nuit. Así contó el testigo. <<Dos compañeros y yo salimos mar adentro a pescar con nuestras redes. el cielo estaba despejado y la mar en calma. Presenciamos un punto brillante de considerable tamaño en el cielo, de color anaranjado y un poco rojizo. Este punto comenzó hacerse mas grande y, poco después empezó a caer a gran velocidad hacia el agua transformandose en una gran bola que se detuvo cerca de la superficie.

Casos como los citados dan pie a especular con la posibilidad de que existan bases submarinas que podrían servir como refugios a posibles visitantes de otros mundos. El 71% de la superficie de nuestro planeta esta cubierto por mares y océanos. <<Si traducimos esta cifra en kilómetros cúbicos, obtendremos una cantidad verdaderamente aterradora: cerca de 1.300 millones de km cúbicos de agua. Constituyen por lo tanto un escondrijo ideal>>, afirma Ribera. Al menos es una hipótesis a tener en cuenta, considerando los testimonios como los anteriormente mencionados.
En su obra Visitantes del universo (1973), Adolf Schneider recoge diversos casos de vehículos submarinos de origen desconocido, entre los que destacamos un suceso ocurrido en las frías aguas del océano Glacial Ártico. El doctor Ruben J. Villela presenció desde un buque rompehielos la explosión súbita de una capa helada de once metros. <<Un objeto gris de color plateado, surgió del fondo del mar, atravesó la capa de hielo a una velocidad tan monstruosa que hizo la estallar lanzando inmensos bloques por el aire, los cuáles seguidamente cayeron con gran estrépito al mar. Poco después, toda la superficie era un hervidero de espuma y vapor. Según el dictamen del científico, es imposible que a esa profundidad -823 metros- se pudiera mover un objeto a la extraordinaria velocidad de 370km\h>> , manifestó el ufológo.
Una autoridad en el campo de la ufología como John Keel también se interesó por la cuestión. Así, en uno de sus artículos, titulado Bases submarinas en todos los mares, expuso casos referidos a objetos desconocidos sumergidos y a la posibilidad de que existan instalaciones bajo el mar construidas por ufonautas. <<Las descripciones de testigos oculares indican que estas extrañas naves submarinas son considerablemente más grandes que cualquier submarino atómico norteamericano o soviético - escribió Keel-. Sus superficies u superestructuras son perfectamente lisas y no poseen equipo, compuertas y ventanas visibles. Y lo que es más increíble: existe un gran numero de informes sobre avistamientos bien comprobados, en los cuales los objetos no solo han emergido a la superficie, !sino que se han elevado por el aire y se han alejado flotando como gigantescos dirigibles¡>>.
El mar, ese lugar tan inhóspito para el hombre y vinculado a leyendas y enigmas de todo tipo, <<ese mundo del silencio>> como dijo Jacques Cousteau, parece esconder secretos que probablemente nunca logremos descifrar. Quizá la respuesta al enigma OVNI no se encuentre en las lejanas galaxias, sino bajo los fondos oceánicos, cuya profundidad media se calcula en torno a los 4.000 metros.  

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