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lunes, 10 de julio de 2017

Troyanos en America

El profesor franco-argentino Jacques Marie de Mathieu fue el primero en valorizar los curiosos hallazgos del francés Duncan Wagner, quien secundado por su hermano Ëmile Wagner, descubrió hacia 1930 unas 75.000 piezas arqueológicas en la región de Icaño, en la provincia Argentina de Santiago del Estero.
El refinado trabajo que presentaban las piezas y su extraño parecido con las cerámicas Troyanas sorprendió a los hermanos. Sin embargo, no se animaron a sacar de ello ninguna conclusión, prefiriendo asignar estas artesanías a una genérica civilización chaco-santiagueña, desconocida hasta entonces.
Como es sabido, aproximadamente 1.200 años antes del comienzo de la era cristiana la ciudad-estado de Troya fue vencida, saqueada y conquistada por los Aqueos. Según la tradición y la historiografía clásicas, los sobrevivientes de la debacle troyana huyeron a Libia, Cartago, Italia y a las islas Canarias.
Del otro lado del mundo, hacia el año 1.200 a.c. se produjo un estallido civilizatorio en América central y meridional, originado en la cultura Olmeca de México. Semejante revolución cultural no se explica más que con el aporte desde el exterior de un pueblo avanzado. La hipótesis es que desde las Canarias un contingente troyano cruzo el Atlántico y desembarco en Panuco. Es precisamente por ello que subsisten en México antiguas representaciones de hombres barbados y trabajos en cerámica cuyo estilo es inconfundiblemente troyano.
Los supuestos Olmecas (en realidad indigenas locales civilizados por los hombres de Troya) se expandieron hacia el sur de continente, aportando al proceso civilizatorio de pueblos asentados en Guatemala, Colombia, Perú, Bolivia, Argentina, Chile y quizá hasta en la isla de Pascua. Las inexplicables piezas cerámicas de estilo troyano encontradas por los Wagner en Santiago del Estero no son mas que un ejemplo de esta migración que los libros de historia ignoran hasta la fecha.
Como a menudo sucede, la desidia de generaciones de responsables provocó que la otrora  enorme colección  arqueológica de los Wagner cuente actualmente con apenas  3.000 piezas. Aún pueden ser admiradas en el Museo de Ciencias Antropológicas y Naturales Emilio y Duncan Wagner en la ciudad de Santiago del Estero.  

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