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lunes, 25 de septiembre de 2017

Ioniza tu vida

Iones negativos. Eso es lo que necesitamos en nuestras vidas. A priori, la idea de que algo <<negativo>> sea bueno, puede encontrar cierta resistencia. Pero no nos dejemos confundir con la semántica. Todo tiene razón de ser. En el aire que respiramos existe una determinada concentración de diversos tipos de gases con una polaridad eléctrica definida, positiva o negativa, y en función de la mayor cantidad de una u otra en el entorno será más saludable o no. Tal y como repetidamente se ha observado, esas partículas -átomos o moléculas cargadas eléctricamente y a los que hemos de denominar iones- influyen favorablemente en la salud y calidad de vida cuando la concentración que predomina en el aire es negativa, invirtiéndose el efecto cuando esa polaridad es predominantemente positiva.

Las evidencias son contundentes con respecto al efecto beneficioso que tiene un entorno con predominancia de iones negativos. De esta forma, los ambientes naturales, las montañas, campos, etc, pero especialmente aquellos vinculados a la presencia de agua en movimiento como zonas de cascadas o costa, tienen una mayor presencia de iones negativos, generando un efecto relajante. Desde ésta óptica cobra mayor sentido la sensación de serenidad y bienestar que se experimenta en contacto con la naturaleza. De la misma manera, tras las tormentas el porcentajes de iones negativos es muy elevado, lo que da una justificación biológica a la calma que se respira tras las mismas. La clave estaría entre otras razonas, en la capacidad que tienen las micro-gotas de agua para atrapar iones con carga positiva aumentando así los negativos; minúsculas gotas que se generan con la lluvia, en las inmediaciones de una cascada, cerca de donde rompen las olas o enclaves donde la espesa vegetación atrapa la humedad, donde además se suma el efecto ionizador de la función clorofílica. Por ello la ducha, los circuitos de SPA o la simple pulverización del aire con agua resultan beneficiosas. 

Hace medio siglo, el jefe del Departamento de Farmacología Aplicada de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Felix Gad Sulman, logró establecer una relación directa entre la ionización del aire y la segregación de hormonas, concretamente del neurotransmisor serotonina. Determino que el cuerpo generaba más hormona del estrés cuando el ambiente estaba cargado de iones positivos, prolongándose su permanencia en el organismo, mientras que se daba el efecto contrario cuando la predominancia de iones era negativa. Los iones parecen ser imprescindibles para la salud, de tal manera que los estudios desarrollados con animales y plantas criados en ambientes desprovistos de iones, han conducido al debilitamiento y muerte de los mismos. También se ha comprobado que las plantas crecen mucho mejor en ambientes con iones negativos.

Pero, ¿de que manera interactúan con nuestro organismo los iones para causar bienestar o trastornos? El principal canal de entrada son las vías respiratorias, un ambiente cargado de contaminación y polvo, viciado, suele tener una elevada carga positiva. El aire parece denso y seco, teniendo por lo general dificultad para respirar un aire que de por sí no parece el más idóneo; el oxigeno termina pasando a nuestra sangre y llegando a todas nuestras células con su carga eléctrica. También es bastante probables que la piel se vea afectada de manera tópica, directa, y que incluso pueda ser una vía de entrada en nuestro organismo de iones.

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