La leyenda de las niñas pájaro

A mediados de los años 60, dos pequeñas ingresaron en el sanatorio de la isla Pedrosa. Las dos menores fueron conocidas como las niñas pájaro, porque a causa de las extrañas deformaciones de sus caras, el aspecto de sus facciones era similar a las de un ave. Se dice que estas niñas que vivían prácticamente recluidas en la última planta del centro de salud. pocas veces salían al exterior, y cuando lo hacían, se cruzaban con las espantadas miradas de los demás internos, que consideraban que su aspecto era una especie de maldición. Algunos vecinos de Pontejos aún recuerdan sus inquietantes rostros. Intentaban esquivar a las niñas y no cruzarse con ellas en las escasas veces que salían del recinto. Se sentían atemorizados por sus rostros semejantes a aves, así que no dudaban en apartar la mirada . Aquellos que no mostraban temor ante su presencia, se burlaban de su aspecto. Otros simple y llanamente la consideraban una especie de atracción circense, como le ocurrió a otras personas con malformaciones. Uno de los casos más conocidos es el de la estaunidense Ella Harper, conocida como la <<niña camello>>, cuya infancia la pasó como un <<engendro de feria>> de la compañia WH Harris, que la presentaba como <<el más maravilloso fenómeno de la naturaleza jamas visto>>. En el caso de las niñas pájaro se dice que los jóvenes del lugar aprovechaban las navidades para, disfrazarse de pajes durante la visita de los Reyes Magos, y poder ver etas menores. Al parecer nunca lo consiguieron.

Según la leyenda, las niñas eran felices y de vez en cuando se topaban con el alma caritativa de algún bienhechor al cual no le importaba su grimoso aspecto. Como Manuel San Martín, antiguo presidente del Racing de Santander, que recogía ropa para los recluidos en el sanatorio. Cuando conseguían algún vestido adecuado, siempre decía: <<Esta ropas son para las niñas pájaros>>. La realidad era que las pequeñas sufrían una grave dolencia similar a la anemia de Franconi, que comúnmente se denomina Facies de pájaro. Al final de sus día, ambas niñas murieron entre los muros del sanatorio de Pedrosa por los problemas derivados de su enfermedad.