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sábado, 23 de septiembre de 2017

Sobre fantasmas y aparecidos

¿Cuál es su verdadera naturaleza? El primer tipo de fantasmas que aparece en la mayor parte de las leyendas e historias antiguas es la presencia o impregnación. La aparición que repite su actuación deambulatoria una y otra vez en un determinado lugar, repitiendo un camino, un momento dramático, o una escena que efectuó con sentimiento cuando estaba en vida. Es una copia energética sin alma ni conciencia que quedó grabada en el ambiente del lugar, debido a una explosión altamente emotiva. El parasicólogo Scott Rogo nos decía que es como ver una película en DVD donde los personajes se mueven y actúan. Repetiremos la escena con el review y el play, pero ni podemos comunicarnos con ellos ni ellos con nosotros.

El segundo tipo de fantasma recurrente, en especial en casas antiguas, castillos o sanatorios, es el "alma en pena". El espiritista Allan Kardec habló mucho de este tipo de presencia espiritual que en este caso si tiene cierto nivel de conciencia, pero que necesita de ayuda terapéutica -lo que se llama pasar a la luz en lineas espirituales- porque actúa atrapada en un bucle de emociones no resueltas de cuando estuvo en vida. Este ser energético necesita terminar algo que no concluyó. Sé siente culpable obsesionado o deprimido o está empeñado en no reconocer su verdadera situación. La psiquiatra norteamericana Edith Fiore también nos habla de entidades que siguen al lado de un ser querido, durante un tiempo limitado para ayudarles a concluir una tarea de índole existencial para sus vidas. Finalizada ésta, desaparecen y siguen su linea natural evolutiva.
Nuestro tercer tipo de "fantasma" es la impregnación emocional de los vivos. ¿No les ha ocurrido nunca entrar en una habitación y sentir que está en medio de una espesa "sopa" enérgicamente incomoda? Dolor rabia o desesperanza pueden ser transmitidas en un hogar y captadas por una persona sensible, cual antena que sintoniza una emisora de radio, tal como nos enseñó el fallecido parasicólogo Willian Roll. Creamos "hervideros de fantasmas" al descargar nosotros broncas y peleas cotidianas repetidas asiduamente.

El cuarto tipo al que aludimos es la presencia astral. Viajamos en astral regularmente cuando estamos en estado de inconsciencia, por ejemplo durante el sueño, y una persona también sensitiva puede al ver a nuestro "doble" en un lugar que no debería cuando nuestro cuerpo está en realidad físicamente a muchos kilómetros de distancia.

Escritores como Roberto Graves expresaron su interés en el fenómeno de los "tulpas" tibetanos, fantasmas creados intencionadamente por los monjes, que se proyectaban sorteando montañas de un monasterio a otro.

El quinto y último tipo de fantasmas es el "egregor" de las tradiciones mágicas occidentales. Formaciones elementales de energía que con el poder de la intención crean una posible identidad artificial. La intención los mantiene activos y el ignorarles finalmente pueden hacerlos desaparecer.


Emociones y sentimientos tienen mucho que ver con la generación de este interesante fenómeno. Nos quedamos para resumir, sin embargo, con las propuestas físicas de los parasicólogos por una parte: nuestra emotividad crea ambientes que por una parte pueden aportarnos comodidad o incomodidad energética, y las hipótesis espirituales de Kardec por otro: nuestros miedos, desesperanzas, obsesiones y rencores del hoy, pueden convertirnos en posibles candidatos en vagar entre los dos mundos mañana.



No estaría mal una revisión de nuestras actitudes presentes en nuestra gestión emocional, que no estaría de más. Tendríamos una vida de mejor calidad y nos evitaríamos posibles contraindicaciones el día que nuestro cuerpo deje de funcionar, y debamos entrar en el transito de almas.






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