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lunes, 4 de junio de 2018

El coche maldito de James Dean







James Dean murió el 30 septiembre de 1955, paradojas del destino, el mismo fin de semana que se estrenaba Rebelde sin causa. Tenía tan sólo 24 años. Cuenta el periodista Miguel Ángel Prieto que "George Stevens, el director de Gigante, su siguiente película, le había prohibido participar en carreras de coches mientras durase el rodaje. Así que el 16 de septiembre, nada más concluir su trabajo en el film, Jimmy se compró un Porshe Spyder 550 -que él mismo bautizó como Little Bastard (Pequeño Bastardo)- de color gris claro, para competir en las carreras, la primera de las cuales iba a tener lugar en Salinas California". Pronto aquel coche sería salpicado por los efluvios de una "maldición".

El día 30, Dean salió de Los Ángeles y tomó la ruta 46 para dirigirse a Paso Robles. Al llegar al cruce con la ruta 41, se percató de la presencia de otro coche que venía de frente a gran velocidad con la intención de girar a la izquierda. Puesto que el Porshe de Dean viajaba sin luces, el conductor del otro vehículo no lo vio venir y se cruzó en medio de la carretera.

El impacto fue brutal y Dean se partió el cuello, muriendo al instante. Su copiloto, el mecánico Rolf Wütherich, corrió mejor suerte, Salió despedido destrozándose el fémur y fracturándose la mandíbula. El conductor del otro coche, un Ford Tudor, era un estudiante, Donald Turnupseed, únicamente se rompió la nariz y se magulló el hombro.

Al parecer el actor Alec Guinness, saliendo de un restaurante, advirtió a Dean sobre el peligro de que condujera aquel Porshe. Era el 23 de septiembre de 1955 y el que ya mostraba los poderes propios del papel que desempeñaría como Obi Wan Kenobi en 1977, le vaticinó: "Si conduces ese coche que tienes, píntalo de otro color, será invisible para otros conductores. Refleja demasiado los rayos del sol...de lejos puede no verse. Si lo conduces, morirás en una semana". Aunque uno siente la tentación natural de creer que dicha historia es apócrifa, el propio Guinness la confirmó en su autobiografía.

El coche quedó tremendamente destrozado tras el impacto, aún así, el célebre restaurador y diseñador de coches George Barris -famoso por diseñar el Batimovil de la serie sobre el super héroe en los años 60- compró lo que quedaba de él por unos 2.500 dólares y fue despiezado; fue entonces cuando pareció surgir con fuerza la existencia de una maldición: el mecánico que intentó bajar las piezas de la grúa se le rompieron los amarres, éstos cayeron sobre él y le rompieron las piernas. Dos pilotos, Troy McHenry y Wilian Eschrid compraron el motor y parte de la transmisión para competir en circuito: McHenry perdió el control del vehículo y chocó contra un árbol, falleciendo en el impacto; el segundo volcó en una curva. Aunque herido su vida no corrió peligro. Más tarde dos jóvenes se colaron en garaje de Barris y uno de ellos, que pretendía extraer el volante con la intención de conseguir un objeto de la estrella, perdió el brazo. 

Barris, preocupado ante los acontecimientos, decidió donar las piezas para una exposición sobre seguridad vial: el lugar que iba a acoger la primera muestra fue pastos de las llamas, aunque los restos del Little Bastard fueron de las pocas cosas que no sufrieron daño; una segunda exposición tuvo lugar en un instituto. En un momento dado, el expositor en el que estaban los restos del coche de Dean se desplomó sobre un estudiante, rompiéndole la cadera. Para más inri, cuando las piezas volvían de regreso al garaje de Barris, su propietario, el camión que las trasladaba impactó con un coche que perdió el control, cayendo lo que quedaba del Porshe Spyder y aplastando al conductor.

Hay quien cuenta que en la trágica suerte que corrió el rubio actor tuvo que ver su amistad con Malia Nurmi, quien se hizo célebre en los años 50 en la televisión americana con el personaje de Vampira, y con lo que Dean, al parecer, hablaba de temas ocultos. Parece que la rechazó y ella, entonces le lanzó una terrible maldición. Parece poco creíble.


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