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miércoles, 25 de octubre de 2017

Mundo animal





La jirafa (Giraffa camelopardalis) es una especie de mamífero artiodáctilo de la familia Giraffidae propio de África. Es la más alta de todas las especies de animales terrestres existentes. Puede alcanzar una altura de 5,8 metros y un peso que varía entre 750 y 1600 kg.

Su área de distribución es disperso y se extiende de Chad en el norte hasta Sudáfrica en el sur, y de Niger en el oeste hasta Somalia en el este. Por lo general habita en sabanas, pastizales, y bosques abiertos. Se alimenta principalmente de las hojas del acacia, que ramonea en alturas inaccesibles para la mayoría de los demás herbívoros. Las jirafas adultas son depredadas por leones, y las crías de las jirafas también por leopardos, hienas manchadas y perros salvajes. Las jirafas adultas no tienen fuertes vínculos sociales, aunque se agrupan en manadas abiertas y sueltas sin llegar a estar moviéndose en la misma dirección general. Los machos establecen una jerarquía social mediante duelos conocidos como necking, un combate en el cual utilizan el cuello como arma. Solo los machos dominantes pueden acoplarse con las hembras; solo las hembras se dedican a la cría de los terneros.

El nombre común «jirafa» y primer término del nombre binomial Giraffa proviene del árabe الزرافة (ziraafa o zurapha), que significa «alta». El segundo término que da nombre a la especie camelopardalis proviene del griego καμηλοπάρδαλη camelopardale y del latín camelopardalis, que significa «camello leopardo». Julio César introdujo la primera jirafa en Europa traída de sus campañas en Asia menor y Egipto donde conoció a Cleopatra. Sin tener claro qué animal era, los romanos la bautizaron cameleopardo, un cruce entre camello y leopardo, convirtiéndose en el nombre científico que se utiliza hasta hoy.

Por su apariencia peculiar, la jirafa fue una fuente de fascinación en diversas culturas, tanto antiguas como modernas, y apareció con frecuencia en pinturas, libros y dibujos animados. En 2016 la UICN pasó de clasificarla como una especie bajo preocupación menor a clasificarla como una especie vulnerable, al observarse una disminución de la población de hasta el 40 % en el período 1985-2015. Sin embargo, todavía existe un gran número de jirafas en los parques nacionales y reservas de caza.

El nombre de «jirafa» tiene sus orígenes más antiguos conocidos en la palabra árabe zarafa (زرافة), y posiblemente de alguna lengua africana. El nombre se traduce como «caminante rápido». La palabra árabe se derivó posiblemente de geri, el nombre somalí del animal. La forma italiana, giraffa, surgió en la década de 1590. Hubo varios deletreos diferentes en inglés medio, como jarraf, ziraph, y gerfauntz. La forma del inglés moderno, giraffe​ se desarrolló en torno a 1600 desde el francés girafe. El nombre específico de la especie, camelopardalis, viene del latín.

Otros nombres africanos para la jirafa incluyen Kameelperd (afrikáans), ekorii (Ateso), kanyiet (elgon), nduida (gikuyu), tiga (kalenjin y luo), ndwiya (kamba), nudululu (kihehe), ntegha (kinyaturu), ondere (lugbara), etiika (luhya), kuri (ma'di), oloodo-kirragata o olchangito-oodo (masái), lenywa (meru), hori (pare), lment (samburu) y twiga (swahili y otros) en el este; y tutwa (lozi), nthutlwa (shangaan), indlulamitsi (siswati), thutlwa (sotho), thuda (venda) y ndlulamithi (zulú) en el sur.

La jirafa pertenece al suborden Ruminantia, y muchos Ruminantia fueron descritos desde mediados del Eoceno en Asia Central, el Sudeste de Asia, y América del Norte. Las condiciones ecológicas durante este período pueden haber facilitado su rápida dispersión. Junto con el okapi, la jirafa es una de las dos especies existentes de la familia Giraffidae. Anteriormente la familia fue mucho más amplia ya que cuenta con más de 10 géneros fósiles descritos. Sus parientes más cercanos conocidos son los climacocerátidos, ahora extintos. Estos, junto con la familia Antilocapridae (cuya única especie existente es el berrendo), pertenecen a la superfamilia Giraffoidea. Estos animales evolucionaron durante el Mioceno a partir de la familia extinta Palaeomerycidae en el centro-sur de Europa, hace 8 millones de años (Ma).

Aunque algunos jiráfidos antiguos, como Sivatherium, tenían cuerpos masivos y compactos, otros, como Giraffokeryx, Palaeotragus el posible ancestro del okapi Samotherium y Bohlinia eran más alargados. Bohlinia penetró en China y el norte de la India en respuesta al cambio climático. A partir de ahí evolucionó el género Giraffa, que entró en África hace aproximadamente 7 millones de años. Otros cambios climáticos causaron la extinción de las jirafas de Asia, mientras que las jirafas de África sobrevivieron, desarrollándose en varias nuevas especies. G. camelopardalis surgió hace aproximadamente 1 Ma en África oriental durante el Pleistoceno. Algunos biólogos sugieren que la jirafa moderna desciende de G. jumae; otros mantienen que G. gracilis es un candidato más probable. Se cree que el principal motor de la evolución de las jirafas fue la transformación de extensos bosques a hábitats más abiertos, un proceso que comenzó hace 8 Ma. Algunos investigadores plantearon la hipótesis de que el nuevo hábitat conllevó una dieta diferente, incluyendo las hojas de Acacia, lo que puede haber expuesto los antepasados de la jirafa a toxinas que causaron altas tasas de mutación y una mayor velocidad de evolución.

La jirafa fue descrita por primera vez en 1758 por Carlos Linneo, quien le dio el nombre binomial Cervus camelopardalis. Morten Thrane Brünnich clasificó el género Giraffa en 1772. En el siglo XIX, Jean-Baptiste Lamarck sugirió que el largo cuello de la jirafa es una «característica adquirida», desarrollada cuando generaciones de jirafas ancestrales se esforzaron por alcanzar las hojas de árboles altos. Esta teoría fue finalmente rechazada, y los científicos creen ahora que el cuello de la jirafa se alargó por la selección natural darwiniana, es decir que jirafas ancestrales con cuellos largos tenían una ventaja competitiva que les permitió reproducirse mejor y transmitir sus genes con mayor éxito.



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