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lunes, 23 de octubre de 2017

Pediofobia: un miedo no tan usual

Algunas personas tienen fobia a determinados tipos de muñecas, en especial a las de porcelana. Los psicólogos ha llegado a observar casos en los que, con cierta frecuencia, los sujetos afirmaban que sus muñecas parecían cobrar vida, se movían solas mientras ellos dormían, etc. Aunque con el tiempo muchos se convencen de que sus temores son irracionales, les cuesta dejarlos de lado. En Internet abundan los relatos de personas pediofóbicas, como el que dejó ésta mujer: <<En mi caso, era una fobia increíble, sobre todo a las muñecas de porcelana o cualquier otro muñeco del tipo arlequín o vestido de época. Más tarde, con la madurez, supe desprenderme de esa fobia y ya no me asustan. Aunque gustarme, no creo que me gusten nunca...No se me olvidarán las noches con la cabeza metida entre las sábanas, creyendo que las muñecas de mi cuarto me miraban y en cualqui
er momento vendrían por mi. Finalmente, conseguí que mi madre retirara las muñecas que adornaban mi habitación, pero me costó bastantes noches de terror infantil que todavía recuerdo...Quizá por esas cosas de la genética, mi hija rechazó siempre las muñecas>>. Otra pediofóbica incomprendida contesta a la anterior: <<Te entiendo perfectamente. Tengo 16 años y siento un terror inmenso hacia las muñecas, a todas excepto a las de trapo. No logro estar en una habitación con ellas y menos tocarlas me repugnan. Antes creían que se despertarían y vendrían por mí, igual que te ocurría a ti, e incluso llegue a pensar que acabarían matándome.

El vallisoletano Manuel Campos viajaba con bastante frecuencia a las islas Canarias durante los años 80. Solía visitar una herboristería en las que se detenía para comprar ron-miel artesanal. Cierto día, estando en el establecimiento, le llamaron la atención unos duendes que estaban colgados en la pared, con su nombre y su historia. Compró tres o cuatro. <<Cuando regresé a mi casa -explica- los colocamos en una de las paredes del salón. Por aquella época, mi hija tenía algo más de un año y mi hijo seis, aproximadamente. Al cabo de unos días, nos empezaron a ocurrir cosas extrañas, como caída de objetos desde los estantes, cambios de ubicación de algunas prendas, etc. Al principio las dábamos por casuales y no les prestábamos gran importancia. Pero después de unas semanas, nos empezó a llamar la atención que cada vez que entrabamos en la casa, la niña, que casi no sabía hablar, nos decía, "mía, mía, uh, uh", y corría como detrás de algo por el salón. Además se quedaba viendo a uno de los duendes o diablillos. Otras veces decía "core, core", y hacía la misma operación, hasta que empezamos a sospechar del duende, en concreto de uno de ellos, que es el que llamaba la atención de mi hija y creo que era el que de algún modo provocaba estas cosas. No obstante, solo mi hija notaba la presencia extraña. Pero un buen día el duende apareció caído en el suelo, y desde entonces, no hemos tenido este tipo de problemas en casa.

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