Más tarde, las primeras dataciones en el yacimiento chileno de Monte Verde (1977) obligaron a replantear la tesis científicas, retrasando 1.000 años el poblamiento americano. Pero es que los mismos arqueólogos que dataron este sitio, tras revisitarlo en 2013, concluyeron que el asentamiento es al menos 4.000 años más antiguo de lo que se había estimado. En fin, un verdadero embrollo. Claro que Monte verde es una balsa de aceite en comparación con otros yacimientos americanos. Por ejemplo, si preguntamos a un arqueólogo ortodoxo por el sitio mexicano de Hueyatlaco, probablemente se apresure a cambiar el tema de conversación. ¿Por qué? Pues porque si Monte Verde está considerado el asentamiento más antiguo de América (18.000 a.c.), respecto del yacimiento prehistórico de Hueyatlaco llegaron a manejarse fechas tan alucinantes como 245.000 años de antigüedad. Y Utilizamos el pasado porque este sitio arqueológico cercano a Puebla no tuvo la misma suerte de Monte Verde, pues tanto el yacimiento como los antropólogos que los excavaron en la década de 1960 han sido literalmente borrados de la historia. Ya ven que, religiosas o no, las herejías se siguen condenando.
Asikli Höyük
Al igual que Monte Verde, desde que fue descubierto, el asentamiento Asikli Höyük ha dado mucho de que hablar en el ámbito científico debido a su antigüedad. El asentamiento neolítico más antiguo de Capadocia. En concreto, se trata del descubrimiento de los pobladores más antiguos de este lugar, habitado desde el año 9.000 a.c., modificaron su dieta de caza por otra basada en la domesticación de animales en apenas unos siglos, de <<rápida evolución>> que se produjo en torno al 8.200 a.c Esto es, al menos, lo que sugiere el análisis de los huesos distribuidos en los distintos niveles del yacimiento, investigación realizada por un equipo de arqueólogos dirigidos por la Dra. Mihriban Ozbasaran (Universidad de Estambul).

Asikli Höyük, cuyo nombre significa <<colina del tobillo>>, es una especie de mapa de la evolución humana a lo largo del neolítico, gracias a la acumulación de escombros en sus diferentes estratos. Así los arqueólogos han desvelado que sus habitantes comenzaron alimentándose de los animales salvajes que poblaban las entonces fértiles planicies del lugar, una dieta que incluía liebres, peces, tortugas, erizos, ciervos etc. Para más tarde ajustar la misma hacia la ingesta mayoritaria de ovejas y cabras, estabulaban en el interior del propio asentamiento. Los resultados de esta investigación coinciden con el tiempo con lo que otra no menos fascinante, llevada a cabo por la universidad de Uppsala Estocolmo. Según esta última, que analizó restos humanos de escandinavos con entre 5.000 y 7.000 años de antigüedad, los cazadores-recolectores y los agricultores de la Edad de Piedra eran ¡genéticamente distintos! Sin duda, algo muy extraño ocurrió en el neolítico.
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